miércoles, junio 21, 2006

Je suis réveillé


La luz del sol me da en la cara.
La radio suena como una cascada de voces.
La conversación de los locutores es como un rumor de agua.
Estoy despertando, y me siento bien.

Hay como un torbellino de imágenes que recorren mi mente. 

Las voces gravitan en las paredes de la alcoba.
Recuerdo que mi papá me contó que cuando era niño lo asombraba la radio.
No sabía cómo le hacían los locutores para meterse allí.

No quiero levantarme de la cama.

Podría intentar quedarme dormido otro rato.
¿Cómo decía ese poema de Borges?
"El sueño que soñé es..."
"¿Es o no es el sueño que soñé antes del alba?"


Tengo la impresión de que estaba soñando algo agradable.

Creo que Ella aparecía en el sueño. 
Si continúo soñándola, sólo significa que la extraño. 

Ya no quiero que aparezca en mis sueños. 


Me siento inútil. Acabo de titularme. No tengo trabajo. 

Los trabajos ordinarios son horribles. 

Me gustaría levantarme de la cama con un propósito, y no tener tanto tiempo libre. 


Estoy convencido de que jamás me podré ganar la vida escribiendo. 


lunes, junio 05, 2006

Sólo quiero escapar de mi reflejo


Estoy completamente borracho, balbuceando conmigo mismo frente al espejo.

Me resulta vergonzoso reconocer mi reflejo. Es como si el tipo del espejo fuera un yo inferior y más salvaje y más real. 

Bajo la mirada al lavamanos, escapando de mi reflejo, y contengo los deseos de vomitar. Abro el grifo del agua y me mojo las manos. También me mojo la cara y los cabellos. Los pensamientos se agolpan en mi cerebro, como en una ráfaga.


Otro chico, igual de borracho que yo, se pone junto a mí. Miro su calzado. Usa unas zapatillas deportivas Adidas, y parece que tienen una mancha de vómito. 


Levanto brevemente la mirada y nuestros reflejos coinciden en el espejo. Sonreímos como autómatas.

Le hago algún comentario bobo. Cuando hablo con extraños, no es una buena señal. Les cuento cosas ofensivas y después tengo que huir. 


Siempre que termino en estas condiciones en el baño de algún bar, me prometo que no volveré a beber.  


Vuelvo a bajar la vista, después de lamentar mi falta de control. 


El chico me da una palmadita en la espalda y se larga.



¿En qué estaba pensando antes de venir al baño?


Lo último que recuerdo es que bebía una Heineken, mientras sonaba alguna canción de rock en español -tal vez Soda Stereo- y que alguien cercano a mí hablaba sobre Nos Llamamos -una de las bandas undeground que le gustan-, cuando me percaté de que una mujer me miraba con insistencia. 


Luego ella se acercó a la barra, sin dejar de mirarme, y comenzamos a charlar.


Me dijo que se llamaba Gisselle y que a menudo viene a La Capilla Sixtina.
Fue inevitable recordar a una chica de la preparatoria que me gustaba mucho. 
Gisselle guardaba un parecido asombroso con ella. 

Luego algo se le cayó, tuvo que agacharse a recogerlo... y no pude evitar seguirla con la mirada. 


Cuando Gisselle se incorporó, volteo a verme con una amplia sonrisa.

Sus ojos parecían un par de luciérnagas en la penumbra. 

Y me preguntó:



"¿Te gustó lo que viste?"

***
ÉSTE ES UN EXTRACTO (UN BORRADOR) DE UN LIBRO QUE PUBLICARÉ ALGÚN DÍA.