lunes, noviembre 21, 2016

Hay una canción que no puedo dejar de escuchar



Comencé a escuchar a Courtney Barnett este año y fue una gran coincidencia que viniera a tocar a la Ciudad de México el sábado pasado, al Festival Corona Capital.

No creo que sea tan común tener la oportunidad de escuchar a una artista en vivo, unos meses después de haber conocido su música. 


Este festival se ha realizado año con año desde el 2010, pero nunca había asistido. 


Hay demasiados artistas y casi nunca son de mi agrado -además me cuesta mucho trabajo lidiar con la gente que se la pasa grabando con sus teléfonos celulares-, o ni siquiera los conozco.  


Uno de mis hermanos me contó que en el 2013 fue con su novia a este festival y que escuchó a Las Breeders y que había muy pocas personas en el escenario donde ellas tocaron.


La mayoría de la gente quería escuchar a Artic Monkeys o a Daft Punk, aunque también tocaban Queens Of The Stone Age


Tengo la impresión de que la mayoría de los asistentes a este festival, prefieren la música synth pop y dance punk



A pesar de que el sábado tocó Courtney Barnett, no fui.

No sólo porque los boletos estaban muy caros y ese día tocaban artistas que no me interesaba escuchar -The KillersAir y Pet Shop Boys-, sino porque tuve faringoamigdalitis casi dos meses y apenas tenía una semana sintiéndome mejor. 


Además, los boletos estaban carísimos y me pareció que no era una buena inversión escuchar a una sola artista -durante 40 minutos o una hora- y correr el riesgo de enfermarme de nuevo. 


Sin embargo, el domingo, mientras desayunábamos, nos regalaron un par de boletos.


El cartel de ese día incluía a Eagles of Death Metal y a Suede.


También tocaban Peter, Bjorn & John -unos suecos que sonaron mucho en la radio a principios de los años 2000-, Warpaint -una banda de chicas a las que John Frusciante les produjo un álbum- y Kraftwerk 




El Festival se llevó a cabo en una curva de El Autódromo Hermanos Rodríguez y para llegar hasta ella tuvimos que caminar alrededor de 4o minutos desde una de las entradas de La Ciudad Deportiva

Todavía había sol, pero hacía mucho viento.


Lo primero que vimos fue unas hileras de baños portátiles, muchas mujeres vestidas como Lana del Rey -con shorts y con flores hippies en el cabello- y una sección de food trucks


En una superficie de aproximadamente quince kilómetros, había juegos mecánicos -una especie de rueda de la fortuna y un pequeño bungee- y cuatro o cinco escenarios. 


En los food trucks había comida gourmet, comida chatarra, bebidas alcohólicas y bebidas calientes; y compramos unos burritos de arrachera, papás fritas y una botella de agua.


Desde la cirugía, no puedo pasar más de dos horas en ayuno sin sentir unas intensas náuseas.


Luego buscamos el escenario donde tocarían Peter, Bjorn & John




Sólo conocía Young Folks y creía que todas sus canciones sonarían muy parecidas, pero no fue así. 

Al sonido de esta banda sueca yo lo llamaría psicodélico y pop, aunque también usaron mucho feedback


La actuación de la banda terminó a las 6: 30. 


Eagles Of Death Metal tocarían allí mismo a las 7: 00 pm.


Aprovechando que el lugar había quedado casi desierto, nos acercamos al escenario. 


He intentado escuchar a esta banda muchas veces por su asociación con Queens Of The Stone Age, pero su música no ha terminado por gustarme. 


Empecé a prestarle más atención a su música hace un año, cuando estuvieron en medio de uno de los tiroteos que formaron parte
de los atentados terroristas en París


Salieron en los noticieros de todo el mundo.


Ellos daban un concierto en El Bataclan, cuando un grupo armado comenzó a dispararle al público. Murió mucha gente y también uno de los miembros de su equipo de trabajo.



Estábamos a diez metros del escenario, en una muy buena posición.

Pero de un momento a otro, comenzaron a llegar decenas de personas y a meterse a empujones. 


El lugar se impregnó del olor de la marihuana quemada.


Dos tipos enormes que parecían jugadores de basketball, justamente se plantaron frente a nosotros. 


Ellos hablaban sobre una banda de electro pop que tocaba a la misma hora que Eagles Of Death Metal y tenían un enorme dilema. No sabían a cuál banda escuchar.


Por fortuna, se decidieron por la otra banda, pero de todas formas otras personas los sustituyeron y se plantaron frente a nosotros. 


Ya estábamos como a veinte metros del escenario.  


Estaba oscureciendo y el viento cada vez era más fuerte. 


Una neblina cubría el escenario
.


Alrededor de las 7 de la noche, comenzó a sonar música de mariachis, se iluminó el escenario con unas intensas luces de color rojo y anaranjado, y salieron Eagles Of Death Metal




Los integrantes de la banda se colocaron sus instrumentos -algún iluso en el público preguntó dónde estaba Josh Homme-, y Jesse Hughes dijo algunas palabras de bienvenida. 

Sin mayor preámbulo, tocaron I Only Want You
 


Tenía la idea de que era una banda divertida y sin pretensiones -una especie de parodia de las bandas de rock "demasiado viriles", como Guns N' Roses-, pero esa canción me bastó para darme cuenta de que iba a pasármela bien. 


Su vocalista resultó ser un buen anfitrión.


Entre una canción y otra, Jesse Hughes interactuaba mucho con la audiencia.


En algún momento aprovechó para recordar los aciagos sucesos de París y para agradecerle al público mexicano su entusiasmo, mientras presumía una chamarra que al reverso tenía la leyenda "MEXICO IS THE SHIT". 




En otra pausa, él se colocó una chamarra que hacía alusión a Aladdin Sane

David Bowie murió en enero y Jesse Hughes le dedicó algunas palabras y la banda le rindió un homenaje con un cover de Moonage Daydream


La banda parecía estar divirtiéndose. 


Hughes dijo que Davey Jo era su Santa Claus personal, mientras un técnico de guitarra le cambiaba las cuerdas a su guitarra Gibson Flying V, y después tocaron Whorehoppin' y Cherry Cola.


Sin embargo, cuando hacía más frío y cuando la neblina era más densa, tocaron Save A Prayerun cover de Duran Duran.


La canción fue utilizada para promocionar The Royal Tenenbaums, una película de Wes Anderson con un elenco que incluye a Anjelica Huston, Bill Murray, Gene Hackman, Ben Stiller, Owen Wilson, Danny Glover y Gwyneth Paltrow.  

  
No puedo dejar de escuchar esa canción. 




Setlist Corona Capital 2016

sábado, noviembre 12, 2016

American Junkie | Tom Hansen (2010)


Hace unos cuatro meses, mientras procastinaba –evadía la actualización de varios kilobytes de información de mi viejo CVU a la nueva plataforma del CONACYT y también evadía la realización de un análisis estadístico que requería el empleo de una vieja SONY VAIO que tarda horas en encender y que tiene un ventilador que suena a turbina de avión–, me encontré en internet un blog con una reseña sobre una novela que había escrito "uno de los dealers de Kurt Cobain, Layne Staley y Mark Lanegan".

(De hecho, si no recuerdo mal, los términos "dealer", "grunge*" y "Kurt Cobain" destacaban en el título de la reseña.)

Obviamente, el título me dio curiosidad y continué leyendo la nota. 

Para mi sorpresa, la reseña no contenía esa clase de juicios de valor simplistas –del estilo "¡me encantó!" y "¡la odié!"– que caracterizan a la mayoría de los artículos en internet que escriben los admiradores/detractores/críticos (aficionados) de los artistas.

El autor de la reseña explotaba el status de rockstar del líder de Nirvana y de su trágica entrada al "club de los 27" y dejaba claro que American Junkie (2010) era una novela biográfica que contenía información sobre el mundo de las drogas en el que estaban inmersas las estrellas de rock más célebres del "sonido Seattle", pero no daba los detalles de la trama de la novela.

(¿A quién le interesaría leer una novela que ya le contaron de principio a fin...?) 



En lugar de ponerme a trabajar en el análisis estadístico y en la actualización de mis datos en la nueva plataforma del CONACYT, me puse a buscar en internet más información sobre Tom Hansen –el autor– y sobre la novela.  

No tuve suerte: ni Wikipedia ni El Rincón del Vago tenían artículos sobre estos temas. 

Cuando estaba a punto de desertar y de ponerme a trabajar –tenía varios días postergando estas actividades–, encontré la novela en Amazon

Allí tampoco había reseñas sobre la novela ni información sobre el autor. 

Tom Hansen y su novela –al igual que las teorías conspiracionales relacionadas con la participación de los Iluminati en la muerte de Kurt Cobain– parecían una leyenda

De acuerdo con la plataforma de Amazon, si le daba click a mi compra, adquiriría uno de los últimos ejemplares en stock de la primera edición en formato físico de American Junkie

Debió de costar alrededor de $200. 

Amazon sugirió que también podía interesarme adquirir Come As You Are
No tenía presente este libro en ese momento, pero siempre lo había querido leer. 

Los dos libros tardaron casi un mes en llegar a la casa y comencé a leer American Junkie cuando terminé de leer la biografía oficial de Nirvana, escrita por Michael Azerrad.



Acabé de leer la novela, hace unas semanas. 

He estado pensando qué escribir al respecto –¡debo escribir algo al respecto!–, pero aún no sé por dónde empezar. 

No quiero terminar escribiendo cuánto me gustó, ni por qué me pareció genial. 

Tampoco quiero escribir mis primeras impresiones. 

Si lo hiciera, probablemente terminaría escribiendo el tipo de cosas que odio de la mayoría de las reseñas que leo en internet sobre algún artista o sobre la obra de algún artista.

(No quiero llenar esta entrada con palabras rimbombantes para impresionar a nadie –como hacen algunos "profesionales" que inundan las redes sociales con sus "artículos"–, ni tampoco quiero disfrazar mi falta de imaginación con adjetivos reiterativos –ídem–.

Tampoco quiero que esta entrada parezca uno de esos artículos que van de "la descarada adulación" a "la crítica objetiva" y cuyo único propósito parece ser que el artista involucrado los encuentre, los lea –se sienta halagado o vilipendiado– y "los haga virales"...


Empezaré por lo más obvio. 

A diferencia de la reseña que me trajo a esta novela –o, al menos, a la idea que sugería el título de la reseña–, no creo que lo más destacable de American Junkie sea que "fue escrita por uno de los dealers de Kurt Cobain". 

Aun cuando he escuchado durante más de veinte años la música de Nirvana y he leído decenas de libros sobre Kurt Cobain y lo más normal sería que terminara escribiendo una reseña sobre su adicción a las drogas y que terminara abrumando al lector con detalles sobre su vida y su obra, American Junkie no es el caso

Tal vez no está mal publicar una reseña de American Junkie en internet enfatizando que la escribió uno de los dealers de Kurt Cobainpero tratar de enganchar al lector sugiriéndole que en ella encontrará anécdotas que involucran al líder de Nirvana, a Mark Lanegan y a Layne Staley, como si eso fuera lo más importante de la novela, es un gran error.

(¿Una trampa?)

Los pasajes de la novela en los que se alude a Kurt Cobain –cuyo cadáver fue hallado por un electricista en el invernadero de su casa en Lake Washington, en abril de 1994, al vocalista de Alice In Chains –cuyo cadáver fue hallado, en estado de descomposición, por sus familiares, en su departamento, dos semanas después de su muerte, en abril del 2002– y al ex-vocalista de Screaming Trees –único sobreviviente del grupo de músicos asociado con "el sonido Seattle" de la década de los noventa, adictos a la heroína–, sólo son, por decirlo de alguna forma burda, la cereza en el pastel.

(Estos pasajes, corresponden más o menos al 3% de American Junkie.) 



Independientemente de su trabajo como escritor, Tom Hansen fue guitarrista de bandas punk que tocaban en el circuito underground de Seattle mucho antes de que Nevermind y Ten "le volaran la cabeza" al mundo de la música

A finales de los ochenta, después de estar en bandas como The Fartz y The Refuzors –la primera, compartió escenario con Dead Kennedys; la segunda, tuvo un éxito llamado Splat Goes The Cat**–, grabó un álbum de estudio con Crisis Party.

(Según él mismo –y algunos expertos– es un álbum de dudosa calidad; sin embargo, actualmente es un objeto de colección y cuesta una pequeña fortuna en internet.) 

Hansen encontró, temporalmente, en la música un tipo de felicidad que nunca había experimentado, pero se aburrió de tocar siempre las mismas canciones –las bandas en las que creaba la música que le causaba más satisfacción, nunca tenían éxito; las bandas en las que tocaba la música más simple y más burda, tenían un éxito inesperado–, y cambió la música por las drogas. 

Del alcohol y la marihuana, pasó a los ácidos. De los ácidos, pasó a la cocaína y a la heroína. De la heroína, pasó a analgésicos como el Percodan y el Demerol

En algún punto de su vida, encontró su empleo ideal: siendo su propio jefe, trabajando a su propio ritmo y vendiendo (y consumiendo) drogas. 
En un día de trabajo, regularmente, podía ganar hasta $5, ooo USD. 

Irónicamente, proveyéndole drogas a Kurt Cobain, a Mark Lanegan y a Layne Staley –entre otros músicos de la escena– fue como se hizo de un nombre en el circuito underground de Seattle.


En 1999, Tom Hansen terminó de emergencia en el hospital.
Entonces había sido adicto a la heroína durante más de una década.  

Debido a los abscesos que tenía en una de sus piernas –la pierna ya estaba casi en los huesos y estaba llena de infecciones–, le resultaba muy difícil caminar y moverse, y el dolor era insoportable. 

El continuo empleo de jeringas para inyectarse drogas, ya había hecho que la mayoría de sus venas desaparecieran de la superficie de su piel. Tom Hansen tenía unos meses inyectándose en las pantorrillas... y, en particular, en una herida abierta en una de sus piernas. 

En el Harborview Hospital, los médicos estuvieron a punto de amputarle la pierna infectada. Su tolerancia a los opiáceos era tan fuerte, que despertó en medio de la cirugía. 
La dosis de anestesia que le administraron los médicos no fue suficiente para mantenerlo dormido durante el procedimiento quirúrgico. 

Tom Hansen permaneció alrededor de nueve meses en el hospital, recapacitando acerca de su vida. Su estadía en el hospital dio lugar a la escritura de American Junkie


American Junkie ha sido catalogada por los expertos como una novela negra, su narrativa tiene un carácter introspectivo y está plagada de pasajes en los que la muerte siempre está presente: desde que Tom Hansen era un niño y vivía en Edmonds y perdió a su padre trágicamente, hasta que se hizo de un nombre como proveedor de drogas en Seattle y vio morir por sobredosis a un montón de sus clientes. 

Terminaré por lo más obvio: la última parte de la novela en la que Tom Hansen relata brevemente sus encuentros con estrellas de rock. 

(Esta parte de la entrada es la única sección de la novela que te interesaría leer, si eres un fan from hell del grunge***.)

En una ocasión, él les vendió droga a Kurt Cobain y a Dylan Carlson.

Era el 13 de diciembre de 1993. 

Los tres están en su Camaro, a unas cuadras de Pier 48, unas horas antes de que Nirvana toque el famoso Live N' Loud de MTV

Él conduce, Cobain va en el asiento del copiloto y Carlson va en el asiento trasero.

Mientras el automóvil circula a través del tráfico y Hansen ve a las decenas de admiradores de Nirvana caminar hacia el muelle y a Kurt Cobain sonriéndole desde el asiento del copiloto, no puede dejar de pensar que, en ese momento, él es quizá el ser más invisible en la escena musical de Seattle y que sin embargo tiene "algo" que ni la música ni sus admiradores pueden proveerle directamente a la estrella de rock más conocida en todo el mundo.


Mientras relata ese momento, asegura que tenía la impresión de que no volvería a ver al líder de Nirvana y lo recuerda como un tipo muy solitario con el que pudo tener una sólida amistad. 

Según él, cuando le llevaba drogas a algún hotel o a alguna de sus casas, Cobain siempre parecía dispuesto a conversar... y especula que tal vez Cobain lo veía como un tipo que no iba a pedirle ningún favor y que por esa razón lo invitaba a hacerle compañía. 

Más tarde, vuelve a Pier 48 –Cobain le regaló un pase para el backstage– y se siente fuera de sitio. Hubo un tiempo en el que conocía a toda la gente que asistía a los conciertos en Seattle

En ese momento, en el escenario, además de Cobain, Novoselic y Grohl, sólo identifica a Pat Smear –exguitarrista de los Germs– y, cerca de la consola de sonido, a Dylan Carlson.

Se siente ajeno a esa generación de adolescentes con camisas de leñador que saltan enloquecidamente mientras suena Radio Friendly Unit Shifter. 

Se despide de Carlson, un poco defraudado porque Nirvana no ha tocado Something In The Way, y abandona el lugar cuando suena Breed


Unas páginas más adelante, relata que va al departamento de Layne Staley.

El único mueble que hay en todo el lugar es un sillón y él se sienta en el suelo. 
Layne se inyecta la droga y luego le ofrece. 
A Hansen no le gusta drogarse con sus clientes, pero hace una excepción. 

La heroína comienza a surtir efecto, mientras suena Mad Season a todo volumen. 

Alice In Chains se ha tomado un receso y el álbum homónimo de Mad Season tiene un par de meses de haber sido lanzado a la venta. 

Después, Staley y él recorren Seattle en motocicleta.

En las páginas finales de American Junkie, Tom Hansen también relata un encuentro con Mark Lanegan

El ex-vocalista de Screaming Trees tiene unos meses viviendo en Seattle y The Winding Sheet, su álbum debut, tiene poco tiempo de haber sido lanzado a la venta. 

El departamento de Lanegan es un desastre. 
Hay libros, vinilos y discos compactos tirados por toda la sala. 

Mientras Lanegan se va a inyectar al baño, Hansen le esconde unos gramos de heroína en una de las cajas de uno de los discos compactos que encuentra por ahí. 

Lanegan suele llamarlo a altas horas de la noche, pidiéndole droga. 

Se ha vuelto costumbre, así que Hansen suele dejarle algunos gramos de droga en su departamento, escondidos por ahí, y le revela los lugares en los que los escondió, cuando Lanegan lo llama por teléfono. 


Estos pasajes sólo refuerzan la novela.

Sería una estupidez decir que American Junkie sólo habla de esta clase de anécdotas y que usa como "gancho" a estos personajes para "atrapar" al lector.

También sería una estupidez decir que Tom Hansen sólo fue dealer de estos artistas vinculados con el consumo de heroína. 

American Junkie, no es una novela de "grunge".

Si nunca has escuchado un álbum completo de estas bandas –o de ninguna otra–, pero te gusta el "grunge", mejor no leas American Junkie

Te aburrirás y, si no tienes la madurez suficiente... desearás volverte un junkie.

____________

*Léase despectivamente. 
**En un concierto a beneficio, organizado por KRAB Radio, en el Dancehall USA, la banda arrojó al público un gato muerto que habían recogido unas horas antes en Capitol Hill, mientras compraban cerveza en una tienda de conveniencia. Splat Goes The Cat, compuesta por Michael Refuzor, narra la historia de un gato que se pierde en la ciudad, que se asusta por el ruido y por la gente y que luego corre por la calle hasta que un automóvil lo arrolla. El evento quedó registrado en un periódico.  
***Léase sarcásticamente.