jueves, octubre 31, 2019

Jueves 31 de Octubre de 1991


Mientras voy en un taxi, de vuelta del consultorio dental a la casa, sin dos molares que estuvieron molestándome toda la semana, con la mitad de la cavidad bucal bajo el efecto de múltiples inyecciones de lidocaína, y sintiéndome paranoico (no puedo ignorar las dificultades que tengo para tragar saliva y creo que empezaré a ponerme ansioso y que me sofocaré) y al mismo tiempo sintiéndome un boxeador que acaba de recibir un poderoso puñetazo en la mandíbula que lo ha dejado medio noqueado y dolorido, intento recordar cuándo escuché por primera vez alguna canción del concierto de Nirvana de la noche de Halloween de 1991

Desde la mañana estuve pensando tanto en este concierto que incluso en
 mi clase, mientras les hablaba a mis alumnos sobre la farmacodinamia de las benzodiacepinas, tomé como ejemplo el caso de Kurt Cobain, cuando supuestamente había intentado suicidarse mezclando Rohypnol –el Valium mexicano– con champaña, unos meses antes de su muerte, y su esposa lo halló en estado comatoso en la habitación de un hotel de Roma, después del último concierto en la carrera de Nirvana

Espero que al menos haya quedado claro que ambos compuestos activan al sistema gabaérgico.

(Luego me desvié un poco del tema y les hablé del aniversario del concierto y los invité a que lo escucharan por su cuenta, si no conocían a Nirvana; para mi sorpresa, algunos de mis alumnos no saben quién es Kurt Cobain.)


El taxi circula a través de la Avenida Tollocan y yo me siento tan incómodo que lamento no haber acudido con frecuencia al dentista –¡hacía más de veinte años que no acudía al dentista!– y también lamento que no me hubieran extraído las muelas del juicio mucho antes de que se volvieran un problema y de que deterioraran los molares adyacentes.

Quiero ignorar el dolor y la hinchazón y me concentro en calcular el tiempo que ha transcurrido desde ese jueves 31 de octubre de 1991 y caigo en la cuenta de que han pasado veintiocho años –¡un año más que la edad que tenía Cobain cuando fue hallado muerto en el invernadero de su mansión en Lake Washington!–, y me cuesta trabajo creerlo.  

(¡Ha pasado tanto tiempo ya, que podría haber nacido, que podría haber llegado a la fama y que podría haber muerto otro Kurt Cobain...!)

Me parece que no ha pasado tanto tiempo desde que vi About A Girl por primera vez en televisión. Me parece que apenas ayer iba a entrar a la preparatoria y que casi toda la mañana veía un canal en el que pasaban videos musicales. Me parece que apenas ayer no tenía problemas de salud ni crisis existenciales. 



Me sabía la programación de ese canal de memoria y este video de Nirvana, tocando en vivo en el Paramount Theatre, lo transmitían después de un video de Phil Collins o de uno de The Damn Yankees

Estaba obsesionado con el video y con la canción y quería saber de qué hablaba la canción y quería aprender a tocarla en la guitarra y quería tener una Stratocaster negra como la que tocaba Kurt Cobain (con el paso del tiempo, me di cuenta de que en esa canción en particular, él tocaba una Fernandes que destruyó al final del concierto, idéntica a la Stratocaster), y quería saber de dónde había salido esa banda y dónde podía conseguir ese video y dónde podía escuchar la canción que la banda tocaba en ese video. 

Antes de que acabara de cursar el primer año de prepa, ya había escuchado Nevermind –alguien en mi clase tenía todo tipo de música en su casa y una vez me grabó el CD en un cassette–, ya había escuchado el MTV Unplugged In New York –la versión acústica de About A Girl es la primera canción de ese álbum– y ya había escuchado Bleach –la versión original de About A Girl es la tercera canción de ese álbum–, pero pasó más de un año para que tuviera en mis manos una copia del VHS de Live! Tonight! Sold Out!! 



Hasta que compré el VHS y lo vi, supe que “About A Girl” era el video promocional de ese VHS. También supe que el video que pasaban por televisión estaba editado y que incluía al final de la canción una parte de “Endless, Nameless”, que era "la canción secreta" que aparecía diez minutos después de “Something In The Way” (la última pista “oficial” de Nevermind) y que era la canción con la que Nirvana acababa sus conciertos de la gira de Nevermind

Luego supe que ese VHS había sido concebido principalmente por Kurt Cobain y que había salido a la venta en noviembre de 1994, unos meses después su muerte, unos días después de que saliera a la venta el MTV Unplugged In New York y unos meses después de que yo descubriera ese video por televisión.

Supuestamente, Kurt Cobain quería que el MTV Unplugged In New York formara parte de un álbum doble –un disco acústico y otro disco eléctrico– que capturara la energía de la banda tocando en vivo. 

Se supone que él también quería documentar visualmente la breve trayectoria de la banda, desde sus inicios, cuando tocaban en bares de mala muerte para una decena de personas, hasta que salieron de gira por Europa con Sonic Youth en 1991 y el inesperado éxito de Nevermind los llevó a encabezar el Reading Festival y el Festival Roskilde en 1992 y a dar conciertos en Australia, en Japón y en Argentina.


En ese concierto de Halloween, en el que también tocaron Mudhoney y Bikini Kill*, Nevermind tenía casi un mes de haber salido a la venta

Antes del lanzamiento del álbum, ya se habían filtrado entre algunas disqueras y seguidores de la banda, dos o tres demos en los que Butch Vig trabajaría más tarde, así que Geffen –la disquera con la que Nirvana había firmado un contrato después de dar por concluida su relación laboral con SubPop– tenía altas expectativas de Nevermind había invertido mucho dinero en la filmación y en la producción de este concierto para promocionar el álbum.

En menos de un año, Nevermind vendería millones de copias en todo el mundo, su éxito sería tal que incluso le quitaría el número uno de la lista Billboard al Rey del Pop y Geffen dejaría en el olvido este concierto y algunas canciones del concierto aparecerían en el VHS y otras terminarían en los sencillos de Come As You Are y de Lithium



Desde 1995, en foros de internet –por ejemplo, Live Nirvana NFC–, se han reseñado bootlegs con versiones incompletas de este concierto –algunas con sonido de consola y otras con sonido amateur– que tenían nombres como Into The BlackTrick or Treat y Happy Halloween
que circulaban a través de disqueras rusas e italianas de dudosa procedencia y que costaban mucho dinero en el Tianguis de El Chopo

Apenas alrededor del 2009 –tras años y años de búsqueda–, encontré dos versiones no oficiales del concierto del Paramount Theatre, en algún portal de internet.

Desde 1995 habían estado circulando rumores acerca de un lanzamiento oficial del Trick or Treat, pero hasta el 2011, como parte del vigésimo aniversario de Nevermind, salieron a la venta, oficialmente, el DVD y el Blu-ray de Live At The Paramount.

Hoy es un buen día para escucharlo


I'll Take Advantage While You Hang Me Out To Dry

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Supuestamente “Drain You” y “Lounge Act” están inspiradas en el romance frustrado de Cobain con Tobi Vail –la cantante y guitarrista de Bikini Kill–, y supuestamente ella le dijo en alguna fiesta a Cobain que olía a Teen Spirit y Cobain no entendió que se refería al desodorante y así se le ocurrió el título de “Smells like teen spirit”.

domingo, octubre 20, 2019

Pretty Hate Machine


En 1998, afuera de la Facultad de Filosofía y Letras, se ponía un tianguis en el que vendían todo tipo de libros –desde autores como Friedrich Niestzche y Karl Marx y Alejandra Pizarnik Isabel Allende hasta Carlos Cuauhtémoc Sánchez–, algunas artesanías –anillos, collares– y música. 

Había una gran oferta de discos compactos y de cassettes.

En algunos puestos se preocupaban por darle una buena presentación a su mercancía y le ponían una impresión fotográfica o una copia fotostática de la portada del álbum al estuche del cassette

En otros puestos no se preocupaban tanto por el aspecto de la mercancía, pero vendían música difícil de encontrar en cualquier otro lugar. 

Conocí este tianguis a los pocos días de entrar a la universidad y allí me compré dos cassettes de Sonic Youth



Un día no tuve clase y me fui a caminar a Filosofía y Letras –me gustaba más el ambiente de esa facultad que el ambiente de la facultad de Psicología– y  me detuve en un puesto en el que vendían cassettes

Allí vendían Pretty Hate Machine y no sé por qué me llamó la atención –nunca había visto el logotipo de Nine Inch Nails ni había escuchado su música–, pero lo compré. 

La calidad de la impresión de la portada del álbum tampoco era muy atractiva. 

Lo escuché de regreso a la casa en mi walkman y no me gustó. 

Casi toda la prepa había escuchado música "orgánica" –batería, bajo y guitarra– y como en Pretty Hate Machine abundan los sintetizadores, me pareció que tenía un sonido demasiado electrónico para mi gusto.  

Al siguiente semestre, tuve a unos compañeros que veían muchas películas. 

Uno me platicó que Natural Born Killers era una de sus películas preferidas y que su escena favorita era cuando los prisioneros se amotinaban y tomaban como rehenes a los personajes de Tommy Lee Jones y de Robert Downey Jr., mientras sonaba Something I Can Never Have.

Según él, la música era perfecta para esa escena. 


Ya había visto esa película, pero sólo recordaba vagamente la parte en la que el detective Jack Scagnetti –interpretado por Tom Sizemore–, analizaba la escena de un crimen y se enfocaba en la marca que había dejado el trasero de una mujer en la carrocería de un convertible.

Cuando volví a ver la película de Oliver Stone, le presté más atención a la escena del amotinamiento y coincidí con mi compañero de la universidad: esa canción de Nine Inch Nails le iba muy bien.

La UNAM se fue a huelga en 1999 y una tarde en la que me encontraba desesperado y aburrido –el Consejo General de Huelga ya había tomado el Auditorio "Che" Guevara como centro oficial de sus reuniones, la Ciudad Universitaria se encontraba cercada, el final de la huelga no se veía próximo y yo estudiaba por mi cuenta la historia de la psicología y tomaba un taller de creación literaria–, me encontré en la casa una cinta VHS de Chaplin.



Robert Downey Jr. me remontó a la escena del amotinamiento de Natural Born Killers y me puse a escuchar el cassette de Pretty Hate Machine que había comprado hacía más de un año. 

A partir de entonces, lo escuché varias veces y me fue gustando cada vez más

(De hecho, cuando terminé el Servicio Social y me dieron una beca –único pago de casi $2, 000 MXN–, con ese dinero fui al Tianguis de El Chopo y me compré Pretty Hate Machine en CD Closure en VHS.)

Desde hace casi diez años, NIN es una de las bandas que escucho con más frecuencia. 

He visto a Trent Reznor dos veces en vivo –en la gira de With Teeth y en la gira de Lights In The Sky, tengo todos sus álbumes de estudio (originales) y también algunas bandas sonoras en las que Trent Reznor fue el productor.

Hay temporadas en las que no escucho su música, pero ha sido importante en diferentes etapas de mi vida.

Cuando comencé a prestarle atención a las letras, siempre resultaban hablar de alguna situación emocional por la que pasaba. 

Aun ahora, escucharlas me remonta a esos momentos.

Pretty Hate Machine cumple treinta años el día de hoy. 



domingo, octubre 06, 2019

Long Hard Road Out Of Hell de Marilyn Manson


Tenía varios meses (¿años?) sin escuchar Marilyn Manson –desde que me regalaron Heaven Upside Down (2017) y lo escuché dos o tres veces–, hasta que un día, sin ninguna razón aparente –tal vez leí en internet alguna nota sobre él que influyó de manera subliminal–, volví a escuchar algunos de sus álbumes. 

Su música me remontó a la época en la que escuché Antichrist Superstar (1996) y Portrait Of An American Family (1994) por primera vez.

Ya conocía los videos de The Beautiful People, Tourniquet y Man That You Fear que rotaban constantemente en la programación de MTV, pero escuché Antichrist Superstar casi un año después de su lanzamiento. 

Estaba en las primeras semanas de la universidad, cuando conocí a un compañero de clase al que le gustaba Metallica. Nos llevábamos bien porque sólo hablábamos de música. 

Según él, Antichrist Superstar era un buen álbum. Me dio curiosidad saber cómo sonaba de principio a fin y le pedí que me grabara una copia. 

La música se parecía un poco a NIN y las letras abordaban temas religiosos, sexuales y de adicción a drogas de abuso, pero me gustó tanto la combinación y "el concepto" –los coros de algunas canciones se convertían en el verso de otras canciones y se repetían en todo el álbum, como si hubiera una trama que las conectara a todas– que se convirtió en el álbum que más escuché en los recorridos de la escuela a la universidad durante todo un año. 

Este reencuentro con su música coincidió con el aniversario veinticinco de Portrait Of An American Family y me llevó a escuchar nuevamente Smells Like Children (1995), Mechanical Animals (1998), The Last Tour On Earth (1999), EAT ME, DRINK ME (2007) y a darle una oportunidad a aquellos álbumes que nunca había escuchado* e incluso a usarlo para dar un ejemplo en una de mis clases**.

Comencé a leer Long Hard Road Out Of Hell (1998) en agosto.

Su biografía, a grandes rasgos, me gustó. 

En general, es entretenida y está bien escrita –el lenguaje empleado es una mezcla de periodismo de rock y ficción literaria, y es muy fluido– y contiene la información que a cualquier admirador de una estrella de rock le gustaría saber sobre su estrella de rock preferida. 

La escribió en colaboración con Neil Strauss e incluye algunos textos íntegros de Brian Warner que fueron rechazados por algunas editoriales antes de que se volviera mundialmente famoso, extractos de algunos de sus artículos como reportero en una infame revista de rock de Miami, extractos de sus diarios en los que relata algunos de sus sueños proféticos inspirados por el consumo de ácido lisérgico o sus impresiones de la gira Dead To The World.

El libro tiene 269 páginas y está lleno de anécdotas que dieron lugar a la creación del Anticristo –Brian Warner asistió a una escuela católica en un pueblo conservador de Ohio–, de la banda –desde los meses previos a la formación de Marilyn Manson & The Spooky Kids, hasta que conoció a Jeordie White en Miami y los actos circenses de la banda en escena se tergiversaron entre los asistentes y terminaron en convertirse en un mito–, a la composición de algunas canciones –Cake & Sodomy fue inspirada por un programa de televisión que veía mientras yacía en la cama de una habitación en un hotel de ManhattanKinderfeld fue inspirada por su experiencia al descubrir a su abuelo teniendo conductas sexuales extrañas en un sótano–, su experiencia con las drogas –incluyendo su primer malviaje, al fumar marihuana con unos delincuentes que realizaban rituales satánicos y que escuchaban The Wizard Of Oz de Ozzy Osbourne, hasta su primer malviaje con ácido lisérgico en una fiesta en la que su banda tocaría–, con las mujeres –incluyendo a una admiradora obsesionada con él a tal extremo que quiso matarla–, con la policía –, con los admiradores y con  –
apenas en diversas ocasiones




Terminé usándolo (inconscientemente) de ejemplo para hablar sobre trastornos de la personalidad en una clase de Estadística. 

Tomaba de guía un libro de Andrew Field y él tomaba como ejemplo los reality shows –en particular, Big Brother– para relacionar los trastornos de personalidad de los participantes con su probabilidad para ganar el concurso y también para hablar sobre cómo se deben interpretar las hipótesis nulas. 

Quería dejar clara esta idea, pero no sé si funcionó. 

Lo que sí pasó fue que me interesé en leer Long Hard Road Out Of Hell... 

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Holy Wood (2000) y The Golden Age Of Grotesque (2003).
**Usé varias fotografías que retrataban sus múltiples cambios de imagen, para hablar sobre una hipótesis nula en la que se consideraba que la psicopatía exhibida por los participantes de un reality show no difería de la psicopatía exhibida por la población en general y para explicar cómo se debía interpretar correctamente una hipótesis nula cuando es rechazada o aceptada.
***Kindefeld es sobre esta experiencia.