martes, octubre 23, 2018

Juan Villoro en la UAM-Iztapalapa


Hace un mes asistí a una conferencia impartida por Juan Villoro.

Lo invitaron a la universidad a hablar sobre el movimiento estudiantil de 1968. 

Su conferencia formó parte de una serie de eventos académicos que estuvieron llevándose a cabo en las últimas dos semanas y cuyo motivo fue rendir un extraño homenaje a La Masacre de Tlatelolco que cumplió 50 años el pasado 2 de octubre.

(¡Medio siglo! Y algunas personas siguen creyendo que se trató de una pequeña disputa de venta de drogas entre dos estudiantes revoltosos. ¿Acaso no fue lo que dijo Jacobo, a nivel nacional, en su momento?) 



El auditorio Manuel Sandoval Vallarta estaba lleno cuando Villoro ingresó quince minutos después de las 10: 00 am. El escritor, periodista y sociólogo egresado de esta casa de estudios ya estaba por allí desde antes, pero algunas autoridades universitarias no habían llegado y tuvieron que esperarlas.  

En las primeras dos filas había algunos asientos libres, pero (obviamente) estaban reservados para las autoridades de la UAM-Iztapalapa. Cuando me había resignado a escuchar la conferencia de pie, hallé un asiento libre en la tercera fila, casi en frente del púlpito desde el que hablaría Villoro, entre dos mujeres que nunca dejarían de tomar notas como si fueran mecanógrafas. 


Pobres estudiantes: parecían estar allí más por compromiso que por interés. Probablemente algún profesor las obligó a asistir para no tener que dar su clase.  

(¿No es terrible? ¿No es similar a lo que hacen algunos maestros de nivel básico, cuando obligan a los alumnos a leer libros aburridísimos...? ¿No los convierten, casi automáticamente, en adultos que odian leer...?)



Yo llevaba Espejo Retrovisor, esperando conseguir el autógrafo –y quizá una dedicatoria– de Villoro*. Mi experiencia me decía que sería relativamente fácil acercarme a él y pedírselo

Hace unos meses, Paco Ignacio Taibo II vino a dar una plática a la universidad.
Un grupo de estudiantes lo invitó a hablar sobre el proyecto de gobierno de Andrés Manuel López ObradorLa plática se llevó a cabo en una de las áreas verdes entre los edificios donde se imparten clases de Ciencias Sociales y Humanidades y de Ciencias Biológicas y de la Salud, para que Taibo tuviera la libertad de fumar. 

Mientras escuchaba y respondía las preguntas del público, me acerqué a él con la biografía de Pancho Villa y me la firmó... incluso se dio un momento para preguntarme mi nombre y también me puso una dedicatoria.



Juan Villoro se caracteriza por ser un orador entretenido y mentalmente ágil, capaz de llevar a la audiencia a la reflexión y a la carcajada de un momento a otro. Hace un par de meses, en vísperas de La Copa del Mundo, ofreció, prácticamente él solo, una plática ¡de casi dos horas! sobre Jorge Ibargüengoitia y mantuvo la atención del público, pasando de anécdotas y de autores como Carlos Mosinváis, a libros especializados de crítica literaria que fueron muy influyentes para una generación de escritores. 

Tiene un discurso inagotable.  


Al final de esta conferencia sobre el movimiento estudiantil de 1968, el público le hizo preguntas de carácter político. En general, la gente cuestionaba la viabilidad del proyecto de gobierno del presidente electo. Villoro sugirió que había una similitud social y política entre este gobierno y el que siguió al sexenio de Gustavo Díaz Ordaz

Auguró unos años terribles. 

Alguien del público le preguntó qué opinaba de las redes sociales como herramienta para comunicar, a gran escala y en cuestión de segundos, temas "de interés nacional".

Villoro dijo que parecíamos como los hombres de las cavernas que acaban de descubrir el cuchillo y que sólo lo emplean para acuchillar a sus enemigos. 

Cuánta razón. 



Basta echar un ojo a cualquier red social para darse cuenta de la cantidad de mensajes de odio que abundan y de la cantidad de noticias falsas y pseudocientíficas que se esparcen como una epidemia**.

También basta que uno pase cinco minutos en redes sociales para darse cuenta de la terrible calidad de la información que circula en ellas y para identificar qué características tienen las "voces autorizadas" de hoy: adolescentes (o adultos con mentalidad adolescente) "irreverentes", "políticamente incorrectos", "críticos" y "súper sensibles", cuya única meta en la vida parece ser convertirse en personajes populares y divertirse y cobrar fuertes sumas de dinero por divertirse... sin rendirle cuentas a nadie... ni respetar a nadie.  


Unos días después, asistí a una comida y tenía muchas ganas de compartir mis impresiones respecto a esta conferencia con los comensales.

Sin embargo, descubrí que, por alguna razón que desconozco (raras veces abro la boca), algunos de los comensales me tienen estigmatizado, quién sabe desde hace cuánto tiempo: me ven como un presumido que se siente superior a ellos, me ven como un torpe amargado que odia todo, me ven como un ingenuo que se engancha fácilmente en peleas estúpidas con desconocidos y me ven como un sujeto que en realidad no tiene opinión propia y que sólo "va con la corriente" y que repite lo que escucha decir a otros. 

A veces, en las comidas, nos comportamos como hombres de las cavernas, también. 

____________

*No pude acercarme a Villoro. Las autoridades de la universidad lo detuvieron para aturdirlo ¡con selfies! ¡Ni uno solo llevaba un libro de él! Por fortuna, uno de los organizadores del evento fue muy amable y se llevó mi ejemplar de Espejo Retrovisor y el ejemplar de Arrecife de una estudiante, nos preguntó nuestros nombres y nos devolvió los libros con autógrafo y dedicatoria. 

**Parece que la mayoría de la gente cree que compartir una noticia "viral", la convierte automáticamente en un influencer y/o que el propósito de la ciencia es buscar respuestas a observaciones triviales y justificar la pereza y el placer.

sábado, octubre 20, 2018

Dead Love


Me duelen las orejas. Estoy despierto desde hace cuatro horas con los audífonos puestos. Desde hace cuatro horas estoy sentado frente a la computadora, escuchando música y tratando de escribir. Empecé con un cuento hace un mes y no puedo pasar de la primera página. La leo una y otra vez, y lo que escribo, cada vez que la leo, me parece peor.

Tal vez me distrae la música y debería tratar de escribir en silencio, pero he adquirido la costumbre de traer los audífonos puestos cuando estoy en el departamento, para no tener que escuchar el escándalo del vecino. (De hecho, estoy seguro que no tarda en despertar. Cuando se despierta, abre todas las ventanas de su departamento, le sube todo el volumen a su reproductor de sonido -un bafle con conectividad Bluetooth y unos 12,000 Watts- y pone siempre la misma canción de Ricardo Arjona. De por sí, Arjona no me gusta. Escucharlo a la fuerza es horrible. Estoy harto de escuchar la historia del taxista.)   

Tengo náuseas, y el ayuno las intensifica. He estado tomando un jarabe para la tos y tengo su amargo sabor en la boca. Nunca en mi vida había tenido que levantarme de la cama para comer algo a la mitad de la noche, porque la sensación de tener el estómago vacío es tan fuerte que me despierta. Lo peor es que si me levanto de la cama, ya no puedo volverme a dormir y entonces enciendo la computadora y trato de escribir. 

Todo esto es tan diferente a la época en que era estudiante. Me desvelaba los viernes y los sábados, escribiendo o leyendo. Leía mucho más de lo que leo ahora, y mucho más de lo que he leído en los últimos meses. Desde que estoy buscando nuevas oportunidades de crecimiento profesional, no disfruto leer novelas ni cuentos. Pierdo el interés rápidamente. 
Lo peor es que tengo un problema con abandonar un libro y comenzar otro. Tengo que acabar de leer un libro, para comenzar con otro. 

Cuando era estudiante y me desvelaba escribiendo, no tenía computadora personal y escribía a mano. Mientras escribía, llegaba a un estado de concentración y de inercia tales que no me daba cuenta del tiempo que transcurría. Terminaba a las tres o cuatro de la mañana. Leía lo que acababa de escribir, me fumaba un cigarrillo y me acostaba. Podía dormir seis horas seguidas y no me sentía cansado al despertarme.

Ahora, me levanto a alimentar a los gatos antes de que salga el sol o cuando la sensación de vacío en el estómago es insoportable. Aunque me vuelvo a acostar en la cama, ya no puedo dormir y todo el día me siento aletargado. 

Me agrada escribir cuando el vecindario está callado y cuando comienza a amanecer, pero todo lo que escribo es malísimo. Me deprime la situación. 

Ni siquiera puedo escribir acerca de las náuseas que me provoca el ayuno cuando estoy frente a la computadora y el vecindario está callado.

Hace dos años, las náuseas  formaban parte de los síntomas del reflujo, incluso después de la cirugía. Quería vomitar todo el tiempo y tenía que estar comiendo todo el tiempo con náuseas, para mitigar las náuseas. Es horrible comer con náuseas. Ahora, al menos, las náuseas se deben realmente al vacío del estómago provocado por las horas de ayuno. 

El domingo comí una carne mal cocinada y desde entonces me he sentido mal. Toda esta semana he tenido náuseas y he tenido problemas para comer. Me he sentido como cuando tenía reflujo y ningún tratamiento médico funcionaba. A nadie le importaba mi salud. Mi familia pensaba que estaba exagerando. Nadie me creía, pero comer -o beber- cualquier cosa ligeramente grasosa, ácida o dulce era un infierno. Dejé de tratar de explicar cómo me sentía y soporté estoicamente los malestares. 

Ahora creo que no tiene ningún sentido comportarse estoicamente. 
Si te sientes mal, ¿por qué esconderlo? 
Si no dices que estás realmente mal, ¿por qué alguien sospecharía que no estás bien...?

El ERGE no es ninguna trivialidad. No es como tener gastritis o faringoamigdalitis, que son enfermedades con síntomas molestos. 

Tener ERGE es horrible y asfixiante: es como meterse un trapo caliente a la boca, sentirlo atorado en la garganta y no poderlo escupir ni tragar. Cada vez que intentas escupirlo o tragarlo, los jugos gástricos ascienden en forma de saliva desde el estómago y te queman el esófago y te hacen carraspear y/o toser incesantemente, aumentando la molestia y la cantidad de flemas que suben a través del esófago y que impiden que el aire fluya libremente

Es una sensación desesperante. Es imposible no tener un ataque de ansiedad. 

El domingo volví a tener esa sensación. No podía dejar de toser ni carraspear. No podía ignorar la sensación de tener atorado algo en la garganta. Nadie puede. Tu cuerpo está diseñado para que siempre trates de aclararte la garganta o trates de expulsar algo que tienes atorado en la garganta. 

Fui a un concierto de Mark Lanegan a principios de septiembre. Sólo lo acompañaron dos músicos y tocaron canciones de todos sus álbumes. El setlist incluyó una canción que Lanegan no cantaba desde hace diez años, otra canción que nunca había cantado en vivo y Halo Of Ashes. También hubo firma de autógrafos después del concierto. 

EC se formó en la fila cuando la banda estaba tocando las últimas canciones y yo fui el primero en pasar. Le dije a Mark Lanegan que el show había sido grandioso y estreché una de sus manos. Le debí preguntar si era cierto que Kurt Cobain quería que él cantara Talk To Me, o le debí decir que su música me hizo sentir mucho mejor que cualquier medicamento cuando ningún tratamiento médico funcionaba y me sentía sin esperanza.

Él me firmó una litografía y Uncle Anesthesia

He querido escribir en este blog acerca de ese concierto, pero me pasa igual que con el cuento que tengo un mes sin terminar. Lo que he escrito -y eliminado- varias veces en este blog, me parece de muy mala calidad. 

El concierto fue tan emotivo y tan personal que me siento limitado. ¿Por qué debería compartir mis sentimientos en este blog? ¿A quién le importa realmente? Uno de los propósitos de este blog era escribir cosas que me gustaría compartir con mi hijo(a), en caso de que yo mismo no pudiera contárselas, pero nada cambia favorablemente en mi vida -de hecho, todo empeora considerablemente- para sentirme con la libertad de tenerlo(a). 

Todo lo que escribo y todo lo que leo me parece horripilante. 

Escribo como siento mi estómago: vacío. 
Escribo como me siento: nauseabundo. 
Hasta he pensado en abandonar indefinidamente este blog

Se me hace algo tan burdo compartir en redes sociales lo que escribo aquí. 

¿Qué sentido tiene? ¿Me importa que alguien sepa que escribo?

Probablemente sí, pero también me crea conflicto. 

Lo que me crea conflicto realmente es la posibilidad de que alguien a quien estime -es un caso hipotético- asegure que yo sólo escribo por imitación o -lo que sería peor- que dude que yo sé escribir y que escribo desde que sé escribir porque necesito hacerlo... y todo porque alguien más de la familia -una personalidad hipotética, totalmente opuesta a la mía- no hubiera perdido la oportunidad de presumir lo que hace y de ser reconocido por ello todo el tiempo.  

Moriría de rabia si esa persona a quien estimo -es un caso hipotético- me hiciera sentir como una de esas personas que dicen que escriben pero que realmente no saben ni redactar. 

¡Vaya tontería! Tengo dos blogs, uno en inglés y éste, desde hace más de diez años. 
¿No es una prueba de que necesito escribir, aun cuando no puedo escribir...?
No es lo único que he hecho en la vida. 

¡Vaya tontería! ¿Por qué me preocupa algo tan irrelevante...?
Supongo que la razón es que he aprendido a estar compitiendo con otros todo el tiempo. 

Si no dices que pasa algo, no pasa nada. Si te quedas callado, no piensas. Si no presumes lo que haces, no existes. 

¡Vaya tontería! ¿Estoy tan acostumbrado a tratar a personas que logran cierto nivel de reconocimiento -no por pares, sino por gente que va con la corriente- haciendo tonterías y usando las apariencias que es inevitable no terminar comportándome como ellas...?

No me gusta compartir lo que siento. 

Lo que escribo aquí no es relevante. He dedicado años enteros de mi vida a escribir textos más personales. He concursado en premios de literatura. 

¿Por qué no lo sabe ni mi familia? 

Mientras escribo algo que pienso compartir aquí, no puedo dejar de pensar en que debo ser diplomático y en que debo evitar que alguien de mi familia se sienta herido por lo que escribo. 

(Lo sé; no lo entiendo, pero me lo han dicho.) 

Las necesidades más primitivas siempre interrumpen la escritura.

Total, no puedo escribir.

Debo comer para mitigar las náuseas del ayuno. 

Dead Love

domingo, octubre 14, 2018

Mi abuelo siempre cantaba y tomaba el sol


[INCONCLUSO]

Recuerdo a mi abuelo feliz, cantando y tomando el sol.  

Según mi mamá, él siempre había querido ser artista y había participado en algunos concursos de la XEW cuando era joven. 

Mi mamá también decía que él se había ablandado con nosotros. 

Cuando ella y sus hermanos eran niños, el abuelo ni siquiera les permitía hablar durante la comida.

A nosotros incluso nos había comprado una mesa más pequeña que la que utilizaban los adultos y no sólo nos dejaba platicar durante la comida, sino que nos daba dulces aun cuando no hubiéramos terminado nuestros alimentos.

El abuelo tuvo una infancia difícil.
Sus padres eran alcohólicos y él tenía que ir a sacarlos de las cantinas. 
Ellos eran muy duros con él y a veces lo amarraban a un árbol y lo dejaban allí.
(Tal vez por eso tenía problemas con el alcohol. No bebía siempre, pero cuando bebía, lo hacía durante varios días.)

Trabajaba como telegrafista y tenía una motocicleta.
El olor de la gasolina era muy penetrante y le daba al patio de su casa una atmósfera especial. Parecía que en cualquier momento todo podía arder. 

Según mi mamá, una vez el abuelo llevó algún documento a un edificio de gobierno y vio un montón de cadáveres apilados en el patio de ese lugar. Los soldados los arrojaban desde camiones del ejército, como si fueran costales. Habían pasado unos días de la matanza de Tlatelolco

Una vez se volcó el autobús en el que iba a Acapulco, se fracturó las costillas y se fracturó una pierna. Uno de los paramédicos que llegó al lugar pensó que él estaba muerto y le quiso quitar una cadena de oro. Otra vez se cayó desde la azotea de su casa y volvió a fracturarse la misma pierna. Le pusieron tornillos y cojeó el resto de su vida. 

El abuelo tenía diabetes, pero no seguía las recomendaciones de los médicos. 
Decía que prefería vivir pocos años haciendo lo que le gustaba. 

Antes de que yo entrara a la secundaria, el abuelo se jubiló y vendió la moto. Se compró un Valiant y una Betamax.

Le gustaban las películas de acción de Charles Bronson, pero también veía películas de Tin Tán y de Joaquín Pardavé y podía sentarse con mis primas a ver una y otra vez La Sirenita o Parque Jurásico.

También le gustaba el futbol soccer. 
Los domingos no se perdía los partidos del Real Madrid y de Hugo Sánchez
Entre semana, veía los partidos de la Copa UEFA
Alguna vez me dijo que su equipo favorito era el Atlante, aunque también había apoyado al Necaxa y en esa época era seguidor del América

Una vez fui por mí a la primaria en su bicicleta. Eran vacaciones de verano y yo me preparaba para alguna competencia con otras escuelas. Mis papás no me dejaban volver solo a la casa y los dos estaban en el trabajo. 

Cuando volvimos a la casa de mi abuelo, encendió el televisor. 
Iba a comenzar el segundo tiempo de un partido de la fase de grupos de La Copa del Mundo de Italia 1990. Creo que jugaban los españoles y los belgas.

Debí preguntarle algo: qué le parecía el nivel de ese mundial, quién era su favorito para ganar ese mundial, qué pensaba del castigo de la selección mexicana... pero entonces no sabía gran cosa del futbol

Tampoco le pregunté años después qué pensaba de la selección de Mejía Barón que llegó a la final de La Copa América de 1993, ni qué pensaba de los partidos de ese equipo en el mundial de Estados Unidos 1994

Siempre pensé que habría un mejor momento para hablar de esos temas. 

En 1998, su salud empeoró.

Mi mamá iba todos los días a verlo al hospital. Después de algunos meses, él decidió que no quería continuar en el hospital. Insistió tanto que los médicos lo dejaron volver a su casa. Requería muchas atenciones. Mi mamá también iba a verlo a diario. 

Una vez fui a verlo.
Él estaba acostado en su cama. 
Mi mamá y mi abuela me habían dicho que tenía alucinaciones y que les hablaba de personas que ya estaban muertas y que iban a visitarlo. 
Le costó trabajo identificarme y después empezó a preguntarme cómo me iba en la escuela. Yo acababa de entrar al segundo semestre de la licenciatura.

Una de mis primas iba a cumplir años y en ese momento ella tenía una fiesta en un salón cerca de la casa del abuelo. 

Anoché soñé que mi abuelo me perseguía por todas partes, porque quería que escribiera sobre él.
Hace veinte años murió mi abuelo. 

Live Mud (2007)


Live Mud es uno de los álbumes en vivo de Mudhoney. Fue lanzado en vinilo por SubPop en el 2007 y sólo existen 500 copias. 

Fue grabado en El Palacio de Los Deportes por Brett Eliason con el equipo de grabación de Pearl Jam. La banda tocó canciones de Superfuzz Bigmuff (1988), Piece Of Cake (1992), Since We've Become Translucent (2002) y Under A Billion Suns (2006).

Según algunos blogs que he leído, la mayoría de los asistentes a ese concierto no conocían a esta legendaria banda de Seattle y quienes sí la conocían consideraban que se merecía un mejor escenario que abrir los conciertos de Pearl Jam del 2005 en la Ciudad de México y en Monterreydurante su primera visita a nuestro país.

Stone Gossard, Jeff Ament, Steve Turner y Mark Arm tocaron juntos en Green River antes de que el sonido Seattle se volviera tan popular. Esta banda se disolvió a finales de los 80 y dio lugar a Mudhoney y a Mother Love Bone.

Cuando Andy Wood, el vocalista de Mother Love Bone, murió prematuramente debido a una sobredosis de heroína, Mother Love Bone se disolvió.

Chris Cornell, Stone Gossard Jeff Ament quisieron rendirle un homenaje póstumo a Andy Wood y formaron Temple Of The Dog

Mike McCready Eddie Vedder también colaboraron en este proyecto del que surgió Pearl Jam



Dos años antes del concierto en el que fue grabado Live MudPearl Jam vino a México por primera ocasión.

Originalmente darían dos conciertos, pero los boletos se acabaron en un par de horas y los organizadores abrieron una fecha más. El mismo día que se anunció la tercera fecha, me fui a formar desde muy temprano a las taquillas de El Palacio de Los Deportes y conseguí tres boletos. 

Nuestros lugares estaban junto a las escaleras de la sección más barata -apenas podíamos estirar las piernas-, pero fue un gran concierto. 

El último de la gira de Riot Act (2002).

Sleater-Kinney fue la banda telonera. 

El concierto duró casi tres horas -incluso fue transmitido por radio a toda Latinoamérica-, Pearl Jam tocó la mayoría de sus éxitos, Corin Tucker cantó Hunger Strike a dueto con Eddie Vedder unos mariachis le cantaron las mañanitas a Stone Gossard.


Cuando Pearl Jam volvió a México en el 2005, no tenía dinero. 

Acababa de tener mi primer trabajo como profesor de asignatura (conseguí un par de horas en el Departamento de Psicología de la Ibero) y pude haber ahorrado el dinero que me pagaron (no era mucho, pero fue el primer sueldo que obtuve en el que importó mi licenciatura) y pude haberme comprado un boleto en primera fila para escuchar a Mudhoney y a Pearl Jampero me lo gasté en un viaje que no tuvo ningún sentido. 

Pearl Jam había tardado muchos años en venir a tocar a México y estaba convencido de que habían regresado tan sólo dos años después de su primera visita porque se habían dado cuenta que era un buen negocio tocar aquí. 

(Tal vez sólo les gustó el público mexicano y por eso regresaron tan pronto.) 

De haber sabido que Mudhoney tocaría en ese concierto, lo habría pensado mejor. 


Cuando descubrí este álbum y comencé a escucharlo, me di cuenta de que lo único que realmente recuerdo de esos días es que los Pumas perdieron contra Boca Juniors la final de La Copa Sudamericana.

Es tan absurdo...  

Live Mud (2007)
Circo Volador (2014)
Palacio de Los Deportes (2005)

viernes, octubre 12, 2018

¿A quién le importa...?

¿Por qué quieres compartir algo que escribes...? ¿Te importa la opinión del lector? ¿Sólo quieres que el lector sepa que escribes? ¿Quieres compartir tu punto de vista? ¿Buscas retroalimentación? ¿Qué quieres?

Es difícil escribir para mí en este momento.
Todo lo que escribo, me parece tonto. 

Me siento forzado a escribir de un modo que no ofenda a nadie. 
Cuando escribo en este blog, no puedo dejar de pensar que lo que escriba pueda resultar ofensivo para alguien. Tampoco puedo dejar de pensar que escribiré algo muy aburrido o pretencioso. Pienso una y otra vez en las palabras que voy a emplear. Pienso una y otra vez en las oraciones que voy a escribir. 

¿Por qué uso esta oración? Ni siquiera me suena familiar a mí mismo. 
No quiero hablar de mí, pero odio escribir cosas que no me pasan. 

Si me preguntaran a dónde me gustaría viajar para escribir una novela, tengo una respuesta y una justificación. 
No soy el tipo de persona que viajaría a algún sitio exótico, para escribir una historia que surgiera de la nada. 

¿Por qué todo el tiempo tengo sueño?