viernes, marzo 12, 2010

Dantesco


En unas semanas será mi examen de candidatura. 

Este lunes volví a exponer mi proyecto en el seminario de la mañana y me fue terriblemente mal. 

La primera vez que lo expuse –hace como un mes– incluso mi tutor estuvo amable y relajado y me orientó con algunas de las preguntas que no supe responder y que me hicieron los integrantes más experimentados del laboratorio. 

(Ellos ya tienen publicaciones como primeros autores y están a punto de obtener el grado y hace más de dos años hicieron sus exámenes de candidatura.) 

Ésta vez fue muy distinto. 
(Mientras más hablo mi proyecto, más dudas tengo y más ignorante me siento.) 

Aunque quisiera enfocarme de lleno en el examen, debo preparar las clases que imparto en la Facultad de Psicología –dos días a la semana– y además debo estudiar para la clase que tomo un día a la semana en el Posgrado –es una materia tan demandante que ese día ni siquiera puedo correr experimentos–, y todo esto me estresa. 

También estoy consciente de que el futuro es incierto y de que no tengo nada seguro al terminar el posgrado. No puedo simplemente dejar de dar clases y dedicarme exclusivamente al doctorado.


Hace unos meses todavía disfrutaba mucho la docencia –impartía mis clases con entusiasmo y procuraba emplear ejemplos que todo mundo pudiera comprender–, pero últimamente las he descuidado un poco. 

Tengo la impresión de que la mayoría de los estudiantes sólo quieren una calificación. No les interesa aprender. Al final, eso no importará porque probablemente obtendrán un mejor trabajo que yo y podrán vivir mejor que yo. 

La sociedad es un asco. 

El otro día estaba exhausto, después de un largo día de clases y de seminarios –ocasionalmente, debo dar clase, correr experimentos y tomar al menos un seminario el mismo día–, y me puse a reflexionar por qué soy tan intolerante con los estudiantes y por qué soy incapaz de disfrutar las clases que imparto y por qué soy tan estúpido y no disfruto las clases que tomo, cuando mi tutor me llamó a su oficina.

Me preguntó si quería dar una clase de Neuronatomía Funcional del Aprendizaje y de la Memoria en el Instituto Nacional de Cancerología. 

Según él, la clase podría servirme para distraerme un poco de la presión del examen de candidatura. 

En lugar de preparar una clase en la que no soy experto, preferiría ocupar todo mi tiempo en leer la mayor cantidad posible de artículos relacionados con mi proyecto, pero no pude negarme. Lo peor de esta clase es que será para estudiantes de posgrado, como yo. Si algunos de los alumnos de licenciatura son molestos, los estudiantes de posgrado somos peores. 

En las clases que he tomado, nunca faltan “los listillos” que creen que saben más que los expertos y que les hacen preguntas “de frontera” para llamar la atención.

Por una parte, preparar esta clase sólo significará más presión. Estaré dedicando mucho tiempo a pensar en cómo demonios les explicaré a mis pares un tema que no domino. Por otra parte, preparar esta clase, puede ayudarme a reducir el estrés que tendré el día de mi examen de candidatura. 


Me he sentido tan estresado que he fumado casi todas las noches. Algunas veces, me he sentido más ansioso; la mayoría, lo he disfrutado mucho. En ese patético estado de irrealidad, me he puesto a leer “Cobain Íntimo”.  (Hace unas semanas compramos en un Sanborns un video juego que no servía y mi esposa lo cambió por el libro. Como el título lo sugiere, es un libro muy personal. Me ha gustado lo que he leído pero, como lo he leído bajo los efectos de la droga, estoy seguro que no recordaré nada.)  

La otra noche, en vez de leer después de fumar, me puse a escuchar a los Screaming TreesHace algunos días descargué su discografía. La calidad del sonido es pésima, pero no pude evitar asociarlos con Nirvana y me puse a escuchar 
Clarvoyance(He leído en algunos portales de internet que Mark Lanegan y que Kurt Cobain fueron amigos y que tocaron juntos en una banda –The Jury– y que sólo grabaron dos o tres canciones porque los dos se respetaban tanto que ninguno se atrevió a ser el líder.) 

De repente, en ese estado de irrealidad, me sorprendí pensando en una chica que vi la otra tarde en uno de mis ensayos para mi examen de candidatura. Creo que ella es posdoc en el laboratorio en el que expuse mi proyecto. Ella me hizo una pregunta que me dejó como idiota.

(¿Para qué quiero saber si el 2-AG incrementa la expresión de un marcador de activación neuronal en las células MCHérgicas y en las células hipocretinérgicas, si el RNA mensajero del CB1 se co-expresa con los mensajeros de ambos péptidos...?) 

La conocí más o menos hace un año, antes de ingresar al posgrado. Una vez fui a una fonda a comer con algunos compañeros del laboratorio y allí la vi. Ella sonreía y parecía muy tímida y muy inteligente. 
Usaba brackets y lentes y tenía el cabello amarrado de un modo simple.

Mientras algunos de mis compañeros hablaban con otra mujer que iba con ella, ella siempre sonreía. Hablamos un poco y me dijo que ella estaba a punto de obtener su grado de Doctora. 

En ese momento, sospeché que nos podríamos llevar muy bien, pero, después del ensayo de mi examen de candidatura en el que volví a verla, no estoy seguro de que ella me considere un ser particularmente inteligente. 

No sé por qué me puse a pensar en ella, ni por qué estoy escribiendo todo esto. Es el estrés. Estoy procrastinando.