Hace 3 años intuí que esta clase de vida, en este lugar al que nos mudamos en el 2018, estaba yéndose al carajo, que jamás conseguiría lo que deseaba. Hace 3 años, salía de mi primera entrevista de una evaluación curricular, un concurso para obtener un contrato temporal como académico. Habíamos más de 20 concursantes, terminaba la larga pandemia del Covid-19, todo mundo quería encontrar un trabajo. De un día para otro, después de haber sido Profesor Visitante, con la categoría de Profesor Titular A, durante 3 años, el Director de la División y la Jefa de Departamento me habían comunicado que ya no entraba en planes del Departamento, que no renovarían mi contrato (podían renovármelo por 6 meses más), que en mi lugar contratarían a otro candidato (no me tardé más de cinco minutos en PubMed para darme cuenta de que el candidato tenía un parentesco académico con mi exjefe y que ni siquiera estaba en el SNII), y no tenía ninguna otra opción más que concursar por esa evaluación curricular. Nadie me había advertido que allí acabaría mi contrato y no había previsto nada.
Al salir de la entrevista, me sentía tenso y no podía dejar de pensar en el peor escenario: perder el concurso y quedarme sin empleo en esa universidad en la que había trabajado 3 años. Evaluaba qué sentido había tenido invertirle más de 8 horas de trabajo diarias –en la pandemia, impartía alrededor de 13 horas de clase por semana, y además estaba en 2 ó 3 comisiones y en un consorcio de investigación y era miembro de unas prácticas profesionales–, y ejerciendo labores que excedían mis funciones –escribir minutas, realizar cotizaciones, coordinar traslados de equipos desde el extranjero, presidir un Consejo Editorial.
Lo primero que hice fue revisar Twitter. El primer tweet que leí era el de alguien que decía, desde tu cuenta, que acababas de morir. Era el 22 de febrero del 2022. Gané esa evaluación curricular, me dieron la categoría de Profesor Asociado D, ¡un nivel abajo de Profesor Titular A!, con alrededor de 15 horas de clase por semana, sin oportunidades para hacer investigación y con un contrato de 2 trimestres al año. Debí entender que en esa universidad no habría nada más para mí, pero gané otras 2 evaluaciones curriculares, concursé por una Jefatura de Departamento y en la convocatoria 2024 el SNII me ascendió a Investigador Nacional Nivel II, pero, oh sorpresa, todo empeoró.
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