Estoy de pie, recargado en la pared este (¿oeste...?, ¿norte...?, ¿sur...?) del Auditorio Polivalente, me siento exhausto, son como las 11 de la mañana, es el tercer día del Congreso de la SOMIMS, curiosamente mi primer Congreso de la SOMIMS también se llevó a cabo en Monterrey, eran otros tiempos, la ciudad era más insegura, nos recomendaron no salir a ningún lado, quedarnos en el hotel, durante ¡todo el Congreso!, y aun así nos dimos tiempo para salir al Parque Fundidora, apenas estaba preparándome para la entrevista de admisión al Doctorado en Ciencias Biomédicas, ya impartía 2 horas de un laboratorio de Sensopercepción en la Facultad de Psicología de la UNAM, pero no tenía ni idea de lo que me esperaba en la academia, si alguien me hubiera dicho que volvería a un Congreso de la SOMIMS en el 2025 como miembro de la Mesa Directiva y que entonces sería SNII 2, con más de 40 cursos de licenciatura y posgrado y más de 60 pláticas de divulgación de la ciencia y más de 20 papers publicados en revistas evaluadas por pares, pero sin haber sido profesor indeterminado un solo día de toda mi vida académica, tal vez no lo habría creído. Si alguien me hubiera dicho que daría una charla de alteraciones metabólicas asociadas a la restricción de sueño y que coordinaría un simposio al que invitaría a una experta en restricción de sueño y metabolismo, de la Universidad de Chicago, tal vez no lo habría creído. O si alguien me hubiera dicho que pasaría gran parte de una tarde charlando y caminando por la Universidad Autónoma de Nuevo León con un uruguayo experto en adicciones y orexinas/hipocretinas, del Sleep Research Center de la UCLA, tal vez tampoco lo habría creído.
| «¿Cómo dijiste...?
«Que se le botó un tornillo...»
«Ésa está buena, che...»
«¿Cómo dicen allá...?»
«Que se le descompuso el motor...» |
Si alguien me hubiera dicho que me encontraría casi medio año trabajando sin remuneración económica, viviendo de mis ahorros, lidiando con la frustración de ser SNII 2 sin cobrar el estímulo económico del SNII, que escribiría mi paper #20 en 3 meses y que sería publicado en medio de esa crisis, tal vez habría optado por no estudiar el posgrado en Ciencias Biomédicas y me habría enfocado en la búsqueda de otros intereses: en la escritura de narrativa literaria o en la música, por ejemplo.
Es sábado, deben de ser las 11 de la mañana, ya impartí mi charla, ya coordiné un simposio, la Dra. Erin Hanlon anda por ahí, ayer cenamos y platicamos muchas cosas, mi mente estaba en otra dimensión, no podía pensar en español, mucho menos en inglés, ella me preguntó qué pensamos en México de los ciudadanos de EEUU, si los vemos como vemos a Trump, o si distinguimos entre la administración de Trump y ellos, y también hablamos sobre las IAs y, obviamente, sobre ciencia.
| «I guess my favorite singer is Prince...»
«Really...? And what's your favorite song?»
«“Starfish and coffee”...»
«Oh...!» |
No he dormido bien, salí de la casa el miércoles, el día que cumplió 70 años Bruce Willis, mientras me dirigía al aeropuerto no podía dejar de pensar en las horribles experiencias que tuve en mis más recientes vuelos en avión, en junio, y tampoco podía dejar de pensar en lo que le decía a John McLane un pasajero del vuelo que los llevaría desde Nueva York hacia Los Ángeles.
Estoy de pie, recargado en la pared este (¿oeste...?, ¿norte...?, ¿sur...?) del Auditorio Polivalente, me siento exhausto, son como las 11 de la mañana, es el tercer día del Congreso de la SOMIMS, un señor con saco y corbata se me acerca y me dice «Felicidades por tu plática, fuiste muy directo y claro» y me aprieta suavemente el brazo, luego me sonríe y vuelve a su asiento. El aire acondicionado está al máximo, ayer tuve que ponerme una frazada mientras escuchaba a otros conferencistas, se me tapó la nariz, soy muy friolento, acabo de salir a caminar por la Facultad de Medicina, por la mañana me parecía que era cualquier día entre semana, pero hace unos minutos todo estaba vacío, caía la tarde, me di cuenta de que era sábado, sólo tengo ganas de volver al hotel y tumbarme a dormir, estar en otra parte, me siento tan débil físicamente, estar en el congreso es como estar en una burbuja, he hablado con tantos colegas, se me han acercado algunos estudiantes, como la chica que ayer se sentó frente a mí y que aprovechó un momento en el que le hice una pregunta a una Dra. que hablaba sobre la incidencia de narcolepsia tipo 1 en México.
| «Aprovechando la pausa, Dr., quisiera decirle que vi su contenido en redes...»
«¿En serio...?»
«¡Me encantó...!»
«¡Qué bueno...! ¿Y asististe a mi plática...?» |
Estoy muriéndome de frío, no quiero enfermarme, quisiera estar en otra situación, si tuviera una plaza definitiva volvería a la CDMX con potenciales colaboraciones, probablemente comenzaría a planear que algunos de los estudiantes de mi grupo hicieran una estancia corta en la Universidad de Chicago o en el Sleep Research Center de la UCLA, pero a quién le importa, ya estoy perdiendo la fe en la academia, ésa es la única verdad, a veces pienso que debería enfocarme en escribir, que es una profesión igual de incierta que la academia, en fin, tal vez sólo estoy exhausto, ya pensaré con mayor claridad en un par de días, cuando vuelva a casa.
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