martes, octubre 24, 2006

¿Puedes vivir de la escritura?


Debería irme a dormir, pero salgo al balcón a fumarme un cigarrillo.

He estado intentando escribir toda la madrugada. Faltan pocos minutos para que den las 5 de la mañana, y no he podido terminar un solo párrafo. 

Aún no me adapto a escribir en un blog. No tengo claro cuál es el propósito de tenerlo, ni qué quiero escribir en él. He visitado otros blogs y he notado que muchos visitantes dejan cualquier comentario sólo para que les devuelvan la visita. 

He notado que muchos bloggers presumen cosas que evidentemente no son. 
Algunos dicen ser trotamundos -aunque sólo son burgueses que viven en la playa con el dinero de sus papás-, o drogadictos -que en realidad sólo han fumado marihuana un par de veces- o que toda su vida han escrito, pero que todo lo escriben con faltas de ortografía. 

Nunca he soportado a la gente que se cree auténtica y especial, y que lo único que hace es que nadie crea en la autenticidad. Los veo como unos ladrones. Siento que me quitan el aire. 


Yo escribo desde niño. También jugaba y veía caricaturas, como cualquier otro niño, pero disfrutaba escribir historias. Leía muchos cuentos y eso estimulaba mi imaginación. 

Recuerdo estar escribiendo en mi recámara -incluso antes de entrar a la primaria-, sentado en la alfombra, mientras mis papás dormían y todo estaba silencioso en el departamento y yo sentía cómo fluían las ideas en mi cerebro. 

También recuerdo haber sentido que una idea me perseguía varios días y que no me dejaba en paz. Recuerdo que mientras mis compañeros de la primaria me contaban sobre los juguetes que sus papás les habían comprado, yo sólo pensaba cómo plasmar esa idea en un texto y cómo lograba sentirme aliviado cuando lo conseguía. 

Estoy exhausto. No he comido desde la tarde de ayer.

Cuando comencé a escribir este blog, estaba convencido de transcribir en él algunos de mis textos más personales. Ahora no estoy tan seguro. Creo que improvisaré, que simplemente escribiré lo que se me vaya ocurriendo mientras estoy frente a la computadora. 

De todas formas, haga lo que haga, tampoco estoy tan seguro de que alguien -aparte de mí- lea este blog. 

(¿Qué sentido tiene escribir, para leerte tú mismo?)


Durante los últimos 5 años he leído exclusivamente textos científicos, tuve una relación absorbente y todo lo que escribí es un asco. Sólo escribía sobre cosas como las zarigüeyas que fingen su muerte para evitar a los predadores, o como las tortugas que muerden a los tiburones para evitar que las molesten. 

Hoy tengo la mente prácticamente en blanco. 

Mis textos personales sólo los he leído para algunas personas después de beber alcohol, o en algún taller de creación literaria, y en realidad no me interesa completamente la opinión de nadie, ni compartir lo que escribo, pero tengo un dilema. 

En verdad aborrezco a la gente que escribe horrible -sobre cuestiones irrelevantes y de los modos más ordinarios posibles- y que, sin embargo, puede vivir de escribir. Al mismo tiempo que los aborrezco, me gustaría vivir de escribir. 

Yo escribo porque me gusta -creo que es lo único que en verdad me apasiona; puedo hacerlo y disfrutarlo incluso en las condiciones más adversas-, pero eso no significa que sea autocomplaciente. Casi nunca me satisface lo que escribo. En un minuto puede gustarme, y al siguiente puedo odiarlo -y puede hacerme sentir avergonzado- con todo mi corazón. 

Después de todas estas divagaciones, creo que mi blog más bien será como un diario. 

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