lunes, abril 02, 2012

Voy a dejar de ver futbol soccer


Probablemente la primera vez que vi un partido de futbol por televisión, lo aborrecí. Cuando era niño, interrumpían las caricaturas para transmitir algunos juegos del Real Madrid entre semana. Aunque Hugo Sánchez estaba en su mejor momento y era una de las estrellas de ese equipo, yo prefería ver a Los Thundercats


Años más tarde me interesé un poco en el futbol, porque mi papá y mis primos veían algunos partidos en la casa. Ellos llegaban a ver alguno de los partidos del domingo. Cuando jugaban Guadalajara y América, tal vez (sólo tal vez) para llevarles la contraria, mi papá apoyaba al América

En el verano de 1990 jugué futbol por primera vez. Hubo un torneo de futbol en la primaria, y lo ganó el equipo donde yo jugaba. Éramos un equipo malísimo, conformado por los chicos que nadie había querido en ningún otro equipo, y yo era el portero.  


Cuando ganamos ese torneo, faltaban unas cuantas semanas para que comenzara el mundial de futbol en Italia, así que había una especie de fiebre por el futbol y era imposible no estar enterado. Por todas partes había anuncios y programas de televisión alusivos al mundial. Recuerdo mucho un programa en el que Fernando Schwartz hablaba sobre la remodelación del Stadio San Paolo de Nápoles. Él y su equipo de trabajo tenían unos días en Italia y se habían metido en el estadio sin permiso. Supuestamente nadie podía ver los cambios que estaba sufriendo el estadio, pero ellos habían logrado infiltrarse y mostraban imágenes de la cancha y de las tribunas. 


Schwartz decía que había un fuerte vínculo entre los napolitanos y la selección Argentina, y que por esa razón la selección Argentina disputaría algunos partidos de la fase de grupos en el Stadio San PaoloMaradona jugaba para el Nápoles y los tifosi lo adoraban. 



El Nápoles había sido un equipo más o menos irrelevante hasta la llegada de Maradona. El año previo al mundial habían ganado su primera Copa UEFA contra un equipo alemán y acaban de ganar el scudetto en la temporada 89-90. 

Algunos periodistas, como Schwartz, estaban convencidos de que los napolitanos apoyarían a la selección Argentina si llegaba a enfrentarse a la selección de Italia en San Paolo, pero estaban equivocados. En las semifinales de ese mundial, Argentina derrotaría en penaltis a los italianos en Nápoles y Maradona sería abucheado continuamente por la afición. 


Un sábado por la mañana, mi papá y yo nos quedamos solos en la casa, y él encendió el televisor. La selección de Brasil y la selección de Argentina iban a disputar un partido de octavos de final del mundial de Italia '90. Jugarían en el Stadio Delle Alpi, en Turín, la casa de la Juventus en la Serie A. 

Todos los estadios de ese mundial eran espectaculares.




Desde el principio, los brasileños dominaron el juego. Tenían un ataque poderoso y eran veloces. Los argentinos tenían un equipo lento y defensivo y sólo buscaban evitar que Brasil les anotara un gol. Maradona era el talismán de los argentinos, pero no estaba en óptimas condiciones. En la temporada previa de la Serie A, había sufrido muchas lesiones.


Parecía cuestión de minutos para que Brasil anotara un gol, pero Goycochea se salvaba una y otra vez. En el segundo tiempo a Maradona le bastaron un par de minutos para cambiar el rumbo del partido. De la nada, tomó el balón en media cancha y avanzó con él, quitándose a varios jugadores brasileños. Al cruzar la media cancha, un brasileño intentó derribarlo ilegalmente, pero Diego, casi cayéndose, logró darle un pase a Caniggia.


Caniggia quedó solo frente al portero de la selección brasileña, lo esquivó y anotó. 

Fue una jugada vertiginosa, y jamás la olvidaré.  

Mi papá le iba a Brasil. Cuando acabó el partido, él me miró un poco triste y me dijo que era increíble que un solo jugador pudiera hacer que su equipo ganara. No entendí lo que me dijo. Yo sólo sabía que Maradona parecía un jugador de otro planeta y estaba impresionado. Ni siquiera había cumplido diez años. 

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No me he perdido un mundial desde entonces. Vi a la Selección Mexicana perder en penaltis en New Jersey contra Bulgaria, cuando los europeos estaban rendidos. Vi a la Selección perder contra Alemania en Montpellier, después de tener un gol de ventaja durante casi todo el partido. Vi a la Selección perder un partido decadente contra Estados Unidos en Jeonju. Vi a la Selección perder contra Argentina en Leipzig y en Johannesburgo. 

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Cada cuatro años nuestra máxima aspiración es que la Selección califique al mundial y que pase a los cuartos de final, aun cuando en categorías inferiores se han ganado dos Copas Mundiales. 

La Liga es deficiente, está plagada de extranjeros que no son mucho mejores que los futbolistas mexicanos más jóvenes, el máximo goleador no anota más de diez goles por torneo, el equipo campeón rara vez es el que el exhibe el mejor nivel a lo largo del torneo y sin embargo la afición consume todo lo que tenga relación con el futbol.  


Si tuviéramos a alguien como Maradona, lo más probable es que nunca llegaría a jugar un mundial. 






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