miércoles, mayo 22, 2013

Soundgarden vendrá de gira a México con su sexto álbum de estudio



Tenía trece años cuando el cadáver de Kurt Cobain fue encontrado en el invernadero de su casa en Seattle. Estaba en las últimas semanas de clases en la secundaria y las noticias que salían a todas horas en todos los medios de comunicación siempre tenían relación con el reciente asesinato de Luis Donaldo Colosio, en Tijuana. 

En la secundaria, nadie sabía nada de música punk. Mis compañeros más disidentes escuchaban a Ace Of Base, a MC Hammer y a Inner Circle. Algunos cuantos escuchaban a 4 Non Blondes.-o, más bien, sólo conocían What's Up?-, pero la mayoría ponía cumbias y salsas en las fiestas. 

Era decepcionante. 


Cuando entré a la preparatoria, me juntaba con unos tipos a los que les gustaba el punk rock. A veces fumábamos detrás de la escuela -sobre todo los viernes-, en un callejón. Todos ellos tenían familiares que les habían inculcado el gusto por la música. Conocían a bandas de las que nunca había oído hablar en mi vida, y me prestaban muchos discos compactos y cassettes.

Nos sentábamos en la acera, justo de frente a una pared que decía "Nirvana", y nos íbamos pasando el cigarrillo, mientras alguien daba su opinión sobre tal o cual banda que acababa de escuchar. Debajo de esa leyenda, había otra que decía "Rape Me", con la misma tipografía.


Me daba pena reconocer que era un ignorante, y esperé a que a alguno de mis amigos se le ocurriera decir cualquier cosa al respecto. Quería saber qué demonios significaban esas tres palabras que estaban escritas en la pared y cada vez que llegábamos a sentarnos frente a esa pared y nadie comentaba nada al respecto, la leyenda me parecía más enigmática. 

A ninguno de ellos les gustaba el sonido Seattle -lo consideraban más pop que punk- y por esa razón tuvieron que pasar más de dos meses para que alguien comenzara a hablar sobre Nirvana y Kurt Cobain. 


Alguien me grabó en cassette el Nevermind unos días antes de las vacaciones de diciembre. Lo escuché varias veces, hasta memorizar las canciones. En la víspera de Navidad mi papá me regaló el Unplugged In New York -acababa de salir a la venta- y me la pasé escuchándolo en mi recámara, bebiendo whisky a escondidas. 

Era difícil ignorar que jamás podría escuchar a esa banda en vivo.

Empecé a buscar a otras bandas punk rock similares que pudiera escuchar en vivo.


Una tarde vi Fell On Black Days en televisión abierta. Era un video en blanco y negro, con un ambiente oscuro y críptico, muy distinto a los que estaba acostumbrado a ver. 

La banda -conformada por dos guitarristas, bajista y baterista- sólo tocaba en vivo, en un estudio de grabación. Las cámaras hacían acercamientos a los miembros de la banda, esporádicamente, y la música sonaba a decadencia, desesperación y agresividad, y la voz del cantante alcanzaba notas muy altas. 

Pero lo más importante era que el video se centraba en la banda tocando en vivo. 



Conseguí Superunknown en un tianguis de Iztapalapa y lo escuché todo el verano.
El álbum estaba lleno de canciones asombrosas y la música tenía ciertos tintes de Led Zeppelin, pero lo más evidente era que tanto las letras como las canciones eran mucho más elaboradas que cualquier canción de Nirvana. 

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Después me regalaron en un cumpleaños un disco que no me gustó y lo cambié por Badmotorfinger en El Chopo. Me costó trabajo apreciarlo porque tenía un sonido demasiado heavy metal

Luego compré Louder Than Love -que tenía un sonido semejante a Badmotorfinger- en el tianguis de Filosofía y Letras de la UNAM, y me costó más trabajo apreciarlo. 

En esa época Soundgarden estaba por sacar a la venta Down On The Upsidesu quinto álbum de estudio, y yo estaba muy entusiasmado ante la posibilidad de escuchar a una banda cuyos integrantes seguían vivos y haciendo música.



Down On The Upside me gustó. Me pareció un poco más estilizado que Superunknown y que tenía algunas canciones que sonaban más a Pink Floyd que a Led Zeppelin o que a cualquier otra banda de punk rock de principios de los 90's. 

Imaginaba que su siguiente álbum sería asombroso, pero casi dos años después de Down On The Upside, cuando aún tenía la esperanza de que Soundgarden viniera de gira a México, la banda se desintegró. 

Chris Cornell se volvió solista. Ben Shepherd formó otra banda. Matt Cameron se volvió el baterista fijo de Pearl Jam. Kim Thayil se dedicó a producir a otras bandas. 


A pesar de la separación, salieron varios discos más de Soundgarden. 

Algunos eran compilaciones de éxitos, como Telephantasm, o de canciones en vivo, como Live On I-5, o de lados B. 

Chris Cornell siguió haciendo carrera solista y su carrera tomó tintes pop -incluso llegó a hacer covers de Michael Jackson- y después tuvo una breve incursión en Audioslave.

    
En el 2010, Soundgarden grabó Live To Rise para el soundtrack de una película de superhéroes y la prensa especuló que tal vez se reunirían nuevamente de manera definitiva. 

En el 2012 grabaron King Animal, su sexto álbum de estudio, y anunciaron una gira mundial que llegará a México el viernes 31 de mayo del 2013. 

Pensé que iba a perseguirme la maldición de Nirvana y que nunca podría escucharlos en vivo. 

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