sábado, octubre 16, 2021

No es el karma: es tu irresponsabilidad


El vecino XX tiene un Chihuahua. Por la tarde, cuando hay más gente en el fraccionamiento, sale a su jardín a tomar el sol y deja que el Chihuahua ande libremente por ahí. A la vecina Yeye se le ocurre pasear a sus perros con correa, del otro lado del jardín del vecino XX, justamente en ese momento. El Chihuahua, como la mayoría de los perros pequeños, es un bravucón y sale a toda prisa a perseguir a los perros de la vecina Yeye. El vecino XX bosteza a la distancia y continúa tomando el sol en su jardín y la vecina Yeye tiene que hacer peripecias para que sus perros –un Pug y un Bulldog– no se le lancen encima al Chihuahua (incluso debe cargar al Pug, con todo y la correa, mientras se esfuerza por retener al Bulldog). El vecino XX es un espectador desde la primera butaca de su jardín: sólo le falta darle un sorbo a su limonada y una cámara fotográfica para completar la escena. 

Por la noche, nos enteramos en el chat de WhatsApp de los vecinos, que un corredor frustrado de F1, ha atropellado al Chihuahua –nadie sabe exactamente qué tanto daño le hizo– y entonces el vecino XX enfurece y despotrica contra la mesa directiva del fraccionamiento y se queja amargamente de la irresponsabilidad del conductor y de los vecinos en general. 

La gente sólo se da cuenta de las cosas que siempre están ocurriendo, cuando le pasan. No es el karma: es tu irresponsabilidad.

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