martes, octubre 20, 2020

Vuélvete a dormir

El dolor del ayuno atraviesa todas las fronteras liposolubles de tu cuerpo 
como si fuera una píldora cuyo propósito es mantenerte despierto y asustado
Es un tráiler escandaloso que hace rugir su motor y que circula a toda velocidad 
a medianoche en la autopista desierta que te lleva al despeñadero
Es un hierro incandescente que marca un número maldito en tu piel 
y que chamusca todas tus vísceras en la febrilidad del insomnio
Es una ráfaga de aire putrefacto que anega tus pulmones de cloaca 
henchidos de esporas precisamente cuando estás paranoico 
y a punto de vomitar todas las drogas ilícitas 
que consumiste para disfrazar tu inestabilidad emocional
Es una corriente de jugos gástricos que sofoca la garganta 
de la misma forma en que lo haría un nudo 
imposible de desatar en el corazón de tu existencia

Trata de ignorar a los gatos que pelean 
y que cazan bichos imaginarios en la penumbra del amanecer 
Trata de ignorar las campanas que tañen violentamente 
en la catedral de tus entrañas hambrientas 
Trata de ignorar el bullicio del tren subterráneo 
que avanza entre los túneles de tus necesidades fisiológicas 
Trata de ignorar el calambre que recorre tu vejiga 
como una arcada eléctrica que te exige levantarte de la cama 
y orinar tres días consecutivos
Trata de ignorar las voces esquizofrénicas 
que sacuden sus alas de buitre dentro de tu cabeza 
y que te dicen todo lo que podrías hacer en el día 
si supieras cómo ser más práctico 

Trata de ignorar esta sensación lacerante 
que es un ejército de hormigas invisibles y venenosas 
que recorren tus entrañas a toda prisa 
Trata de ignorar estos efluvios de melancolía 
que se abren camino en tu tracto gastrointestinal
como un sufrimiento tecnicolor indecible
Trata de ignorar estos resabios de angustia
que se adentran en las fenestras de tus capilares hidrofílicos
como si fueran una horda de gladiadores violentos 
que conquistaron al pueblo ávido de sangre y muerte en El Coliseo Romano 
y que después violaron y destruyeron todo lo que apreciaban
quienes los esclavizaron

Trata de ignorar estas vibraciones rapaces que asolan tus oídos como mosquitos
y que saquean y que incineran todo lo que ven a su paso 
y que ultrajan todos los secretos que guardas en el ático de tu cerebro
Trata de ahogar en paraformaldehído todos estos pensamientos pesimistas 
que surcan tu mente chamuscada por el dolor del ayuno
Trata de enfocarte en el canto de los gallos que amanecen a lo lejos 
y que son indiferentes a tu nula capacidad para reposar y para mantenerte dormido
Trata de enfocarte en la suave respiración de la reina de los panales 
de abejas que descansa junto a ti
Trata de vislumbrar el vaivén y la brisa del mar en su respiración 
Trata de escuchar la música de su existencia relajada y entregada al sueño

Trata de pensar que su respiración es el rumor del océano 
que mitigará el incendio de tu insomnio

Trata de volver a dormir

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