viernes, agosto 01, 2025
I found the key but I return to find an open door
sábado, julio 19, 2025
The waiting drove me mad
Durante casi 20 meses consecutivos había estado corriendo “los experimentos”, todos los días, exceptuando uno que otro domingo, a las 8 AM. Nada ni nadie habían interrumpido esa rutina (“el amor por la investigación” y mi ingenuidad me cegaron y me hicieron creer que trabajar hasta en días feriados y en vacaciones, sin cobrar un centavo, eran la mejor forma en la que podía invertir mi tiempo y que me darían, tarde o temprano, la oportunidad de tener una plaza de académico de tiempo completo), pero, en fin, esa mañana rompí mi rutina. Las palomas, las cajas operantes de Skinner, Francis Mechner et al. y el laboratorio de Aprendizaje y Conducta Adaptativa, tuvieron que esperar. Pearl Jam había anunciado 2 fechas por primera vez en México, vendrían de gira con Riot Act –su séptimo álbum de estudio, lanzado apenas en el 2002, un álbum influenciado por el clima político y social que siguió a los atentados de Las Torres Gemelas y a la administración del “Texas leader”–, y esa mañana salían a la venta los boletos.
Traía mis walkman para matar el tiempo, así que me acomodé los audífonos, probablemente escuchaba Vs –uno de mis álbumes menos favoritos de PJ–, o la radio. Tomé mi lugar a varios kilómetros de distancia de las taquillas, entre toda esa gente melenuda con Levi’s, Martens y camisas de franela, y esperé. PJ nunca había sido mi banda favorita, mi devoción por Kurt Cobain me impedía apreciar su música, más bien creía que Vedder era un oportunista –lo delataba su desastroso pasado con Bad Radio, cuando era un desesperado imitador de Anthony Kiedis– y también creía que todo ese lío legal que PJ había armado en contra de Ticketmaster en la gira de Vitalogy sólo era mercadotecnia. Sin embargo, la chica con la que salía entonces era súper fan de la banda y me había convencido de que no podíamos perdernos ese concierto, así que allí estaba, en una especie de soledad compartida, con toda esa gente.
Alrededor de las 9 AM, un tipo esparció el rumor de que se habían agotado los boletos para los dos conciertos. Casi de inmediato, otro tipo esparció buenas noticias: Vedder y compañía acababan de abrir una tercera fecha. Sintonicé la radio en mi walkman (o eso creo) y Rulo, “el profeta de la radio pública para dummies”, lo confirmó. Así que sólo tenía que seguir esperando. La fila avanzaba lentamente, mientras escuchaba una y otra vez Vs, mientras me preguntaba una y otra vez cómo habría sido mi vida si hubiera estado consciente de la escena musical de Seattle en septiembre y en octubre de 1993, cuando salieron a la venta In Utero y Vs, cuando In Utero vendió alrededor de 200, 000 copias en su primera semana de lanzamiento, cuando Vs vendió más de 900, 000 copias en los primeros cinco días de su lanzamiento, cuando yo sólo era un mocoso de secundaria y convivía con otros mocosos que sólo tomaban Tecates a escondidas y que no sabían ni quiénes eran los Caifanes..., ¿habría seguido el camino de la academia, o me habría convertido en un imitador de Cliff Poncier...?
Tal vez dieron las 11 AM, cuando compré tres boletos: uno para la chica que me había convencido de ir a ese concierto, uno para Diego –mi hermano, el menor, que estaba terminando la secundaria– y uno para mí. Tal vez no me quité los audífonos y continué escuchando Vs, tal vez caminé de vuelta hasta Velódromo y transbordé en Centro Médico, tal vez caminé desde Copilco hasta la Facultad de Psicología y fui al laboratorio de Aprendizaje y Conducta Adaptativa, tal vez me encargué de correr las últimas sesiones experimentales, no lo sé. Lo que sí sé es que estuve en el concierto de PJ del 19 de julio del 2003 en El Palacio de Los Deportes, fue un sábado y llovió, y me tomé una o dos cervezas, teníamos unos lugares horrendos, PJ abrió con “Wash”, la banda tocó 3 canciones consecutivas, después de “Given to fly” hicieron la primera pausa del concierto y Eddie dijo algo como: «Sábado por la noche en México... Hablo español un poco... Lo siento...», y la gente lo ovacionó. Somos un público fácil.
En el concierto –que fue el último de la gira Riot Act por Latinoamérica y que transmitieron en vivo por radio a toda Latinoamérica– pasó de todo: Vedder llamó por teléfono a Marky Ramone, unos mariachis se subieron al escenario y le cantaron “Las Mañanitas” a Stone Gossard, Corin Tucker –la guitarrista y cantante de Sleater-Kinney– también se subió al escenario y acompañó a PJ a cantar “Hunger Strike”, las dos o tres últimas canciones las pasaron casi en directo por Telehit...
Hoy también es sábado, a lo mejor llueve por la tarde, a lo mejor escucharé un rato Riot Act y trataré de pensar en que no han transcurrido ya 22 años.
sábado, julio 12, 2025
People You May Know
sábado, marzo 29, 2025
Soy humano y mi destino es ser mortal
Trato de enfocarme en cómo la canción es una especie de shot intravenoso de algún compuesto químico de los que mitiga el dolor físico y emocional y que además produce amnesia; no quiero pensar en el presente, no me gusta mi realidad; no quiero pensar en que no me gusta viajar en avión, en que, en mis más recientes vuelos, he tenido ataques de ansiedad; no quiero pensar en que podría estar a 10, 000 pies de altura sintiéndome atrapado, en una jaula; en que no habrá escape; en que todo estará en mi mente y en que, sin embargo, no podré hacer otra cosa más que cerrar los párpados y esperar a que el ataque termine.
Dárguelos canta, dice algo como «Soy humano y mi destino es ser mortal...», y aunque esta frase no tiene nada que ver con lo que pienso últimamente de mí mismo (creo), cobra un sentido diferente, así que prefiero concentrarme en la escena de Die Hard, cuando John McClane está en el avión que lo llevará a Los Ángeles, y me repito a mí mismo este mantra: «Tarde o temprano aterrizarás, tarde o temprano te registrarás en el hotel, tarde o temprano subirás a tu habitación y allí te podrás quitar los zapatos...»
*Nada es cierto, todo es cierto, una columna que podrías leer en un diario de circulación nacional, si pudiera escribir los 365 días del año.
sábado, marzo 22, 2025
ya pensaré con mayor claridad cuando vuelva a casa
Estoy de pie, recargado en la pared este (¿oeste...?, ¿norte...?, ¿sur...?) del Auditorio Polivalente, me siento exhausto, son como las 11 de la mañana, es el tercer día del Congreso de la SOMIMS, curiosamente mi primer Congreso de la SOMIMS también se llevó a cabo en Monterrey, eran otros tiempos, la ciudad era más insegura, nos recomendaron no salir a ningún lado, quedarnos en el hotel, durante ¡todo el Congreso!, y aun así nos dimos tiempo para salir al Parque Fundidora, apenas estaba preparándome para la entrevista de admisión al Doctorado en Ciencias Biomédicas, ya impartía 2 horas de un laboratorio de Sensopercepción en la Facultad de Psicología de la UNAM, pero no tenía ni idea de lo que me esperaba en la academia, si alguien me hubiera dicho que volvería a un Congreso de la SOMIMS en el 2025 como miembro de la Mesa Directiva y que entonces sería SNII 2, con más de 40 cursos de licenciatura y posgrado y más de 60 pláticas de divulgación de la ciencia y más de 20 papers publicados en revistas evaluadas por pares, pero sin haber sido profesor indeterminado un solo día de toda mi vida académica, tal vez no lo habría creído. Si alguien me hubiera dicho que daría una charla de alteraciones metabólicas asociadas a la restricción de sueño y que coordinaría un simposio al que invitaría a una experta en restricción de sueño y metabolismo, de la Universidad de Chicago, tal vez no lo habría creído. O si alguien me hubiera dicho que pasaría gran parte de una tarde charlando y caminando por la Universidad Autónoma de Nuevo León con un uruguayo experto en adicciones y orexinas/hipocretinas, del Sleep Research Center de la UCLA, tal vez tampoco lo habría creído.
| «¿Cómo dijiste...?
«Que se le botó un tornillo...»
«Ésa está buena, che...»
«¿Cómo dicen allá...?»
«Que se le descompuso el motor...» |
Si alguien me hubiera dicho que me encontraría casi medio año trabajando sin remuneración económica, viviendo de mis ahorros, lidiando con la frustración de ser SNII 2 sin cobrar el estímulo económico del SNII, que escribiría mi paper #20 en 3 meses y que sería publicado en medio de esa crisis, tal vez habría optado por no estudiar el posgrado en Ciencias Biomédicas y me habría enfocado en la búsqueda de otros intereses: en la escritura de narrativa literaria o en la música, por ejemplo.
Es sábado, deben de ser las 11 de la mañana, ya impartí mi charla, ya coordiné un simposio, la Dra. Erin Hanlon anda por ahí, ayer cenamos y platicamos muchas cosas, mi mente estaba en otra dimensión, no podía pensar en español, mucho menos en inglés, ella me preguntó qué pensamos en México de los ciudadanos de EEUU, si los vemos como vemos a Trump, o si distinguimos entre la administración de Trump y ellos, y también hablamos sobre las IAs y, obviamente, sobre ciencia.
| «I guess my favorite singer is Prince...»
«Really...? And what's your favorite song?»
«“Starfish and coffee”...»
«Oh...!» |
No he dormido bien, salí de la casa el miércoles, el día que cumplió 70 años Bruce Willis, mientras me dirigía al aeropuerto no podía dejar de pensar en las horribles experiencias que tuve en mis más recientes vuelos en avión, en junio, y tampoco podía dejar de pensar en lo que le decía a John McLane un pasajero del vuelo que los llevaría desde Nueva York hacia Los Ángeles, en Die Hard, esa película que veo casi religiosamente cada 24 de diciembre.
Estoy de pie, recargado en la pared este (¿oeste...?, ¿norte...?, ¿sur...?) del Auditorio Polivalente, me siento exhausto, son como las 11 de la mañana, es el tercer día del Congreso de la SOMIMS, un señor con saco y corbata se me acerca y me dice «Felicidades por tu plática, fuiste muy directo y claro» y me aprieta suavemente el brazo, luego me sonríe y vuelve a su asiento. El aire acondicionado está al máximo, ayer tuve que ponerme una frazada mientras escuchaba a otros conferencistas, se me tapó la nariz, soy muy friolento, acabo de salir a caminar por la Facultad de Medicina, por la mañana me parecía que era cualquier día entre semana, pero hace unos minutos todo estaba vacío, caía la tarde, me di cuenta de que era sábado, sólo tengo ganas de volver al hotel y tumbarme a dormir, estar en otra parte, me siento tan débil físicamente, estar en el congreso es como estar en una burbuja, ajeno a la realidad de cada día, viviendo el sueño que debería estar viviendo, el sueño que estaría viviendo si tuviera a un equipo de campaña apoyándome en una universidad (porque ¡vaya sorpresa! eso es más importante que tu trayectoria académica), he hablado con tantos colegas que no tienen por qué saber cómo estoy sobreviviendo, se me han acercado algunos estudiantes, como la chica que ayer se sentó frente a mí y que aprovechó un momento en el que le hacía una pregunta a una Dra. que hablaba sobre la incidencia de narcolepsia tipo 1 en México, y su micrófono dejó de funcionar.
| «Aprovechando la pausa, Dr., quisiera decirle que vi su contenido en redes...»
«¿En serio...?»
«¡Me encantó...!»
«¡Qué bueno...! ¿Y asististe a mi plática...?» |
Estoy muriéndome de frío, no quiero enfermarme, quisiera estar en otra situación, si tuviera una plaza definitiva volvería a la CDMX con potenciales colaboraciones, probablemente comenzaría a planear que algunos de los estudiantes de mi grupo hicieran una estancia corta en la Universidad de Chicago o en el Sleep Research Center de la UCLA, pero a quién le importa, ya estoy perdiendo la fe en la academia, ésa es la única verdad, a veces pienso que debería enfocarme en escribir, que es una profesión igual de incierta que la academia (y ¡por supuesto!, también hay publicistas, gente que te vende “al Dostoeivski mexicano”, gente que sigue las estrategias de Joseph Goebbels y repite la misma mentira una y otra vez hasta que los lectores dan por hecho que están leyendo al “Dostoievksi mexicano”, que serían unos tontos si no lo leyeran y no estuvieran convencidos de que se trata del “Dostoievksi mexicano”), en fin, tal vez sólo estoy exhausto, ya pensaré con mayor claridad en un par de días, cuando vuelva a casa.
domingo, marzo 09, 2025
Aquí está la cabeza sin cuerpo, más allá no hay nada
sábado, febrero 22, 2025
Bleed All Over
domingo, febrero 02, 2025
Caminar en círculos
Esta tos nerviosa no me deja en paz, me tomo un té de limón, son las 3 de la mañana del domingo 2 de febrero del 2025, han sido 3 ó 4 meses del carajo, me siento mal, me acosté temprano, estoy enfermo de la cabeza, como esos personajes de las novelas de sci fi que están paranoicos y que piensan que la CIA los está espiando, sólo quería apagar mis sentidos y mi mente, encendí la televisión, desperté hace una hora y ya no puedo volver a dormir, y no quiero pensar en que nada ha funcionado, no quiero pensar en que he hecho más de lo que debería haber hecho para obtener una plaza indeterminada, no quiero decirlo pero ahí están mi CV, mis papers, los cursos y las charlas de divulgación de la ciencia que he impartido, y también ahí está lo que piensa la mayoría de los estudiantes que han tomado mis cursos, y tampoco quiero decirlo pero ahí están un montón de comprobables objetivos más como muestra.
El punto es que nada de lo anterior sirve realmente, realmente sólo somos un dato más, excepto si tenemos suficientes recursos para hacernos publicidad, excepto si tenemos conectes con influencia que nos abran las puertas, o eso que es como tener “un golpe de suerte”, la academia es una de esas cosas que la gente romantiza y que en realidad son horribles, me han dicho varias veces que debes estar en el momento apropiado, que las cosas no ocurren por una razón, que las oportunidades llegan en el momento que deben llegar, pero ¿y si, más bien, todo lo que ha ocurrido, ha ocurrido porque está más que claro que nunca tendré una oportunidad como la que he buscado incansablemente...?
Vuelvo a toser y me pregunto cómo hizo esa estrella de rock para tener todo lo que siempre había deseado antes de los 27 años, me pregunto si tuvo un “golpe de suerte”, si leyó La Historia del Rock I, II y III, si supo cómo rodearse de personas influyentes y generosas, y también me pregunto por qué tengo esta sensación de estar caminando en círculos, por qué tengo la impresión de que no estoy llegando a ningún lado, como aquella vez, cuando me perdí en El Cerro del Tepozteco –debieron de ser también las 3 de la mañana– y acabé tumbándome en una cueva para protegerme de la lluvia, junto al cráneo de una vaca que debió de precipitarse por ese barranco mucho mucho tiempo atrás.
Escucho esta triste canción de Trent Reznor, sólo toca el piano y canta en un volumen bajo, la canción parece hablar sobre una mujer que está muriéndose o ahogándose, relata algo que suena como a la ruptura de una pareja o a la despedida de algo más grande que una relación sentimental, a que uno de los dos hizo algo imperdonable y que las luces en el cielo están de testigo, los fans especulan muchas cosas en internet, que él habla de su verdadero amor, que la canción está emparentada con “Beside you in time”, Search Labs dice que el mensaje es que “todos tenemos nuestro lugar”, sólo Trent Reznor sabe qué estaba sintiendo y pensando cuando escribió esa canción, lo que yo siento cuando la escucho no tiene nada que ver con lo que creo que cuenta, sólo me transmite esta sensación de caída, de resignación, sólo me dice que también yo debo dejar de romantizar la academia, que ya está muerta para mí, que fue uno de los amores de mi vida, que debo aceptar que sólo soy un dato más, que debo darle vuelta a la página, que debo reinventarme una vez más.
sábado, febrero 01, 2025
I do not want this
Estábamos casi en la quiebra, viviendo más o menos al día, cuando vino Mark Lanegan a dar un concierto en El Plaza. Apenas pude comprar un par de boletos, nuestros ingresos no me permitieron más que comprar una pequeña litografía, conseguir que él me la firmara, estrecharle una mano, aceptar que ese contacto sería lo más cercano que estaría a Kurt Cobain, y tomarme una foto con él. La banda trajo un montón de mercancía: libros que escribió Mark Lanegan, álbumes que no están a la venta en ninguna parte ni disponibles en ninguna plataforma de streaming, playeras y sudaderas de él y de su banda, stickers, cosas así. Me hubiera gustado comprar algo más. Pero, como ya dije, nuestros ingresos no me permitieron más que comprar la pequeña litografía y el par de boletos para su concierto. No todo fue malo: el día del concierto fue publicado mi primer paper como autor corresponsal, mi paper #7 en total.
Luego de un año más o menos conseguí un contrato temporal en otra universidad, tuvimos que mudarnos de ciudad, y todo pintaba mucho mejor, parecía que ésa era la manera de ingresar definitivamente a la academia, de obtener el trabajo de mis sueños, excepto que al mes de haber entrado a trabajar, apenas habiendo cobrado mi primera quincena, la universidad estalló en huelga. Estuvimos así 3 meses, sobreviviendo con los pocos ahorros que nos quedaban del último año fatal –habíamos sobrevivido con $10, 000 MXN mensuales– y teniendo que recurrir a pequeños préstamos para cubrir la renta y los gastos diarios. En marzo, cuando la huelga apenas cumplía un mes, Courtney Barnett vino a México. Ni siquiera pude comprar un par de boletos. Teníamos el dinero contado, no podíamos permitirnos un viaje a la CDMX. Mucho menos comprar un par de boletos para un concierto.
Ahora estamos otra vez en este círculo vicioso. Las condiciones no son tan malas como en el 2018 ni como en el 2019, ahora soy Investigador Nacional Nivel II, tengo más de 20 papers publicados, he impartido más de 40 cursos de licenciatura y posgrado, he impartido más de 60 pláticas de divulgación de la ciencia, he hecho mucho más de lo que debería haber hecho para obtener la oportunidad de concursar por una plaza indeterminada, he conseguido mucho más que cualquier persona con 10 años de trabajos temporales, y heme aquí, esencialmente quejándome de la mala fortuna que he tenido. Queriendo ignorar que he permanecido en el SNII y que no he recibido el estímulo económico del SNII durante más de medio año porque no he tenido contrato con ninguna universidad en los últimos 3 ó 4 meses de los 3 últimos años.
También he concursado por plazas de académico de tiempo completo en 6 universidades distintas en los últimos 4 meses, en todas me dicen que no soy psicólogo clínico o que no soy psiquiatra o biólogo o químico, nadie quiere ver que estoy más preparado que un psicólogo clínico y que compito con psiquiatras, con biólogos y con químicos, y hemos vivido de nuestros ahorros casi 3 ó 4 meses de cada uno de los últimos 3 años, y espero que un paper en el que soy primer autor sea aceptado para publicación en los siguientes días, y los gastos continúan, el trabajo no remunerado no para, las oportunidades escasean, y J Mascis viene a México.
domingo, enero 19, 2025
¿Eres lo que atraes?
El otro día volvía a la casa después de correr 7 kilómetros y traté de acallar los pensamientos negativos que casi nunca puedo ignorar, que son como una vocecita que siempre está aconsejándome, y me senté a tomarme un suero, a revisar en la aplicación del teléfono cuál había sido mi mejor tiempo. Calculé que corrí casi veinte segundos más rápido que el lunes, y eso me hizo sentir bien. «Una buena noticia entre las tantas malas noticias que he recibido en los últimos 4 meses», me dije mentalmente. Luego, intenté enfocarme en otras buenas noticias: en que (otra vez) cumplía un año sin fumar –antes de recaer, fumaba a todas horas, una cajetilla en un par de horas si había alcohol de por medio, tenía dedos de nicotina, no podía subir escaleras sin sentir que me daría un ataque al corazón–, en que en esta semana terminábamos de responderle los treinta y tantos comentarios al Revisor #5 y en que no puede llover todo el tiempo, que nadie puede recibir malas noticias todo el tiempo.
Me terminé el suero y pensé en que algo malo ocurre conmigo, en que estoy tan acostumbrado a ver que la vida es una amenaza constante, en que lo primero que pienso en cualquier circunstancia es en todo lo malo que puede suceder —eso no me incapacita para hacer lo que tenga que hacer, sólo me impide disfrutar el proceso—, y desde ayer o anteayer, ya no sé cuándo, no puedo dejar de preguntarme cómo hacen los demás para ignorar todo lo malo que hay en el mundo: ¿qué cosas leen, qué música escuchan, cómo pasan su tiempo libre...?, ¿pueden ver una película de David Lynch, llenar los huecos con su imaginación, y ser felices...?
*Nada es cierto, todo es cierto, una columna que podrías leer en un diario de circulación nacional, si mi vida no fuera tan dantesca.