lunes, junio 25, 2007

Se acerca el Alba





Los párpados son pesadas cortinas de agua, y me resulta casi imposible mantenerlos abiertos. Esta madrugada me emociona recordar. Más allá del simple hecho de dormir, tengo ganas de dormir porque tengo sueños que soñar. Acostumbro a escribir mis sueños en cuanto despierto. Últimamente sé que he soñado pero no recuerdo qué. No importa. Ya tendré tiempo para seguir escribiendo un diario de sueños.



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Tengo hambre, y estoy pensando en comida. Me parece gracioso pensar en comida. Me emociona sentir las contracciones de mi estómago. Resulta sorprendente que el estímulo del hambre haya sido descubierto hasta 1920, pero qué importa. Aunque me han dicho que luzco sumamente delgado, y de hecho me siento cansado después de casi cualquier actividad ligera, no me importa. Cansado y todo, me levanto de la cama con ganas de despertar.



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Me siento tan extraño que podría comenzar a llamar por teléfono a todas las personas que en algún momento me dieron sus números telefónicos. Me siento tan extraño que podría soportar a cualquier persona, incluso a aquellas cuya única meta en la vida es tener hijos o leer la Biblia. Me siento tan extraño que podría dejar de fumar. Me siento tan extraño que ni siquiera sé que día es hoy ni me importa saberlo.



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Recuerdo muchas cosas, y me emociona porque esta madrugada quiero dormir, quiero soñar, quiero comer, quiero escribir, quiero leer, quiero caminar.