Después de entrevistarme con varios investigadores de la Facultad de Psicología, del Instituto de Investigaciones Biomédicas y del Instituto de Neurobiología, me decidí por el laboratorio de cannabinoides de la Facultad de Medicina.
Tengo más o menos un mes en el laboratorio.
Actualmente no tengo un proyecto -la convocatoria para ingresar al Doctorado en Ciencias Biomédicas es publicada dos veces al año y la más cercana en la que puedo participar será en enero-, pero estoy familiarizándome con el ritmo de trabajo del laboratorio.
Los lunes tenemos un seminario al estilo de un Journal Club por la mañana y un seminario de avances por la tarde. El seminario de avances empieza a la hora de la comida y regularmente acaba a las 8 de la noche.
Normalmente los estudiantes están en el laboratorio desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche.
Como en todos los lugares de trabajo, hay excepciones.
Algunos estudiantes -sobre todo, los alumnos de posgrado- llegan antes y otros -sobre todo, los alumnos de licenciatura- se van más temprano.
Esta semana he aprendido a entrenar a ratas en una prueba conductual que se llama Laberinto de Barnes.
El laberinto es una mesa circular de color blanco que cuenta con 64 agujeros a lo largo de su circunferencia. Sólo uno de los agujeros cuenta con una cámara secreta, debajo de la mesa, en la que puede refugiarse la rata.
Encima del laberinto hay una bocina que produce un ruido blanco y un foco que ilumina la mesa con una luz blanca. Es importante que en cada ensayo el escenario sea idéntico, así que por eso, en el recinto donde está el laberinto, siempre hay objetos -como cuadros, lámparas y el experimentador- que permanecen en el mismo sitio.
Al colocarlas en el centro del laberinto (una rata a la vez), los animales huyen de la mesa y del ruido blanco -tanto la luz como el ruido les resultan aversivos- y, para conseguirlo, buscan entre los 64 agujeros cuál de ellos tiene la cámara secreta de escape.
En los primeros ensayos las ratas encuentran aleatoriamente el agujero de escape, pero, conforme avanza el entrenamiento, pueden aprender una estrategia -espacial o serial- y resolver la tarea rápidamente.
La estrategia espacial es la misma que usamos los humanos cuando nos ubicamos, precisamente, con base en claves espaciales -como un edificio, una calle o, incluso, la posición del sol-, para llegar a una dirección.
Supuestamente hay estudios de resonancia magnética funcional en los que se muestra que los taxistas neoyorquinos tienen muy desarrollada esta estrategia y que su ejecución depende de una región cerebral que se conoce como hipocampo.
La estrategia serial corresponde a un tipo de aprendizaje que se conoce como procedimental, y es semejante a la estrategia que utilizamos cuando conducimos un automóvil (sin pensar en todos los movimientos que debemos llevar a cabo para acelerar, frenar o dar una vuelta) o cuando cocinamos una receta que nos sabemos de memoria (sin reparar en los ingredientes y en las cantidades necesarias de cada ingrediente que la conforma).
Debido a que podemos platicar -o hacer otras cosas- mientras conducimos o mientras cocinamos, se considera que este tipo de aprendizaje es más automático que el aprendizaje que subyace a la estrategia espacial.
Los investigadores en el área coinciden en que el aprendizaje de procedimiento depende de la actividad de los ganglios basales, o núcleos de la base.
Estos núcleos son muy importantes porque incluyen neuronas que son responsables de la conducta motora y que, justamente, se dañan en el Parkinson.
Hoy, viernes, me toca evaluar si los animales a los que he estado entrenando toda la semana, desarrollaron una estrategia espacial o una estrategia serial para resolver el Laberinto de Barnes.
La prueba es a la una de la mañana.
El propósito de estos experimentos es determinar si la variación circádica de los receptores a marihuana influye en estos tipos de aprendizaje.
Supuestamente por la mañana los animales emplean más la estrategia espacial y por la noche emplean más la estrategia serial, y lo que se quiere averiguar con este experimento es si estos patrones de respuesta dependen de la expresión de los receptores a marihuana.
Es importante señalar que los roedores son animales nocturnos y que tienen su fase de reposo por la mañana y su fase de actividad por la noche.
Me estoy quedando dormido.
He estado casi todo el día en el laboratorio.
Hoy vine por la mañana, volví a comer y a dormir un rato a la casa y regresé al laboratorio a las 9 de la noche.
A esta hora, sólo estoy yo.
Entre sueños he pensado en la gente que está disfrutando su viernes de una manera muy diferente a la mía.
(¿Cuántos estarán consumiendo drogas -o vomitándolas-, o experimentando los flashbacks diez años después de haber probado psilocibina, mientras yo estoy aquí, a punto de evaluar una prueba conductual?)
Entre sueños también he pensado que dedicarse a la investigación no es fácil.
No sólo tienes que trabajar por la madrugada.
También tienes que trabajar en vacaciones, en días feriados y en fines de semana.
No siempre tienes sueldo ni seguro médico ni aguinaldo.
La investigación no es una actividad para cualquier persona, y sin embargo la gente suele minimizarla y pensar que hacer ciencia sólo consiste en diseñar sofisticados dispositivos que mejoren la calidad de entretenimiento de las masas.
(Pero, bueno, si la mayoría de la gente piensa que lo máximo es tener dinero para comprar un buen automóvil, o tener hijos, ¿qué podemos esperar?)
Acabo de leer un paper.
O se supone que eso hice.
Se trataba de un estudio con ratones knock out para una proteína del hipocampo.
Aparentemente estos animales transgénicos tardaban más tiempo que los controles para encontrar la plataforma en el laberinto de Morris.
Mientras intentaba comprender las implicaciones de los resultados, no podía sacarme de la cabeza una canción de Bowie.
(Looking for water)
En vez de concentrarme en el paper, de repente ya estaba pensando en que Kurt Cobain decía que la música era más importante que las letras.
Y luego recordé cuando aprendí a tocar por primera vez una canción de Nirvana en la guitarra.
(Looking for water)
No estoy seguro cuál fue.
(Probablemente fue Come as you are)
Me distraigo fácilmente.
Faltan cinco minutos para la una de la mañana.
Tengo ganas de fumarme un cigarrillo, pero creo que el aroma del tabaco estropearía el experimento que voy a correr.
Tengo muchas ideas que me gustaría escribir en el blog.
Me siento muy emocionado, como un niño que está solo en casa y que puede hacer todas las travesuras que se le ocurran.
Me gustaría que Chinaski estuviera aquí y que me dejara explicarle de qué trata el experimento que voy a correr.
Estoy muy emocionado, pero también tengo sueño y me caería bien platicar con ella para no quedarme dormido.
Me gustaría decirle que odio cuando algunos miembros de nuestras familias desacreditan la investigación sin haber puesto jamás un pie en un laboratorio.
Involucra una serie de sacrificios que ni siquiera podrían imaginarse.
Pero Chinaski sólo está en mi cabeza.
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