miércoles, enero 24, 2007
Cuentos para el insomnio a las 3 de la mañana
Él escribió que se encontraba solo e insomne en una cabaña, soportando la demencia de los estragos de su adicción al alcohol, acostado en una bolsa de dormir que había acomodado con mucho trabajo sobre unas tablas de madera.
Eran las 3 de la mañana.
Yo también estoy insomne, pero no tengo delirium tremens.
No soy alcohólico ni he probado jamás la bencedrina.
Tampoco tengo en mis manos un ejemplar de Dr Jekyll y Mr. Hyde –como Jack Kerouac en ese pasaje de Big Sur–, ni me parece que un murciélago esté revoloteando en los rincones de la habitación.
Mucho menos estoy acostado en una bolsa de dormir.
Pero sí me ocurre algo.
Desde hace más de medio año comencé a tener problemas para permanecer dormido.
No me cuesta trabajo quedarme dormido.
Simplemente me despierto a las 3 de la mañana y ya no puedo volver a conciliar el sueño.
En alguna parte leí que esa hora es la de mayor incidencia de infartos al miocardio.
Cuando el asunto se volvió algo tan recurrente, me la pasaba en la cama, sin ningún propósito, preguntándome a qué se debía despertar siempre a esa hora.
Tenía muchos pensamientos incoherentes, y una madrugada decidí levantarme de la cama y me puse a escribir.
Ahora tengo unos cuentos que escribí a las 3 de la mañana.
Algunos de ellos sólo reflejan mi cansancio y mi incapacidad para volverme a dormir, pero la mayoría de ellos se desarrolla a partir de pensamientos incoherentes.
______
Ayer bebí un six de Tecate y me sentía exhausto.
No podía dormir y me acosté y me puse a leer Big Sur.
No paré hasta este momento.
Llegué a un capítulo en el que Kerouac describe un episodio de delirium tremens, justamente a las 3 de la mañana.
Sentí escalofríos.
Aún estoy sorprendido, procesando la sensación.
Tal vez las 3 de la mañana es una hora literaria, un lugar común en la literatura, pero me basta saber que lo descubrí de esta manera.
Todo esto puede parecer una mentira, o premeditado, pero juro que no es así.
(No me importa lo que crean.)
Algún día publicaré estos cuentos y tal vez le resulten útiles a algún lector que no pueda lidiar con el insomnio.
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1 comentario:
¡Tecate? No chingues Marcel, ni con crujipollo después de dos botellas de whisky.
Las 3 de la mañana son como el 7 y el 9 en la cábala judía...
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