domingo, septiembre 22, 2019

Nos quemamos y enrollamos como cigarrillos


En mi sueño, nos acabamos de mudar a un departamento elegante. 

Se localiza en el primer piso del edificio, a unos cuantos metros de la entrada principal.
Se ve como uno de esos edificios por los que pasaba cuando era estudiante de licenciatura y quería vivir cerca de la Universidad. 

Uno de mis profesores vivía en uno de ellos y sólo tenía que caminar alrededor de cinco minutos desde su departamento para llegar a la clase de las 7 a.m.

Lo envidiaba mucho. 



Estaba oscuro y hacía frío. Tal vez era la medianoche. 

Un par de ancianas caminaban a través del estacionamiento.
Parecían tener un negocio con el hombre del camión de la basura.  
Hablaban muy bajo y se comportaban misteriosamente, como si no quisieran ser vistas.  

Las observaba a través de la enorme ventana de la sala del departamento. 

No sé por qué decidía hablar con el hombre del camión de la basura y dejaba el departamento y caminaba hacia la entrada principal del edificio.  

Cuando llegaba al estacionamiento, las ancianas y el hombre habían desaparecido. 

Me sentía confundido y regresaba al departamento. 

Cuando estaba por cerrar la puerta, escuchaba un horrible grito.



Provenía de una mujer que pedía ayuda, desesperadamente.  

En mi sueño, sabía que ella era mi vecina y que vivía en el departamento contiguo.
También, repentinamente, sabía que ella había estado jugando ouija en los últimos días y que había invocado a una especie de demonio y que estaba muy asustada. 

Tan pronto como escuchaba sus desesperados gritos y me asustaba y cerraba la puerta del departamento, la vecina pasaba corriendo frente a mí como si quisiera llegar a la entrada principal del edificio. Tenía una cara espantosa

Detrás de ella había una especie de monstruo vaporoso. 

Era una combinación de un Jinete del Apocalipsis y de Marilyn Manson

Me miraba durante un segundo y yo presentía que iba a asesinarme. 

Cerré la puerta de mi pesadilla, antes de congelarme. 

Desperté hiperventilando.

Mi esposa me dijo que estaba haciendo sonidos horribles como los que hacen los caballos cuando se asustan y están a punto de correr a todo galope.