En mi sueño, nos acabamos de mudar a un departamento elegante.
Se localiza en el primer piso del edificio, a unos cuantos metros de la entrada principal.
Se ve como uno de esos edificios por los que pasaba cuando era estudiante de licenciatura y quería vivir cerca de la Universidad.
Uno de mis profesores vivía en uno de ellos y sólo tenía que caminar alrededor de cinco minutos desde su departamento para llegar a la clase de las 7 a.m.
Lo envidiaba mucho.
Estaba oscuro y hacía frío. Tal vez era la medianoche.
Un par de ancianas caminaban a través del estacionamiento.
Parecían tener un negocio con el hombre del camión de la basura.
Hablaban muy bajo y se comportaban misteriosamente, como si no quisieran ser vistas.
Las observaba a través de la enorme ventana de la sala del departamento.
No sé por qué decidía hablar con el hombre del camión de la basura y dejaba el departamento y caminaba hacia la entrada principal del edificio.
Cuando llegaba al estacionamiento, las ancianas y el hombre habían desaparecido.
Me sentía confundido y regresaba al departamento.
Cuando estaba por cerrar la puerta, escuchaba un horrible grito.
Provenía de una mujer que pedía ayuda, desesperadamente.
En mi sueño, sabía que ella era mi vecina y que vivía en el departamento contiguo.
También, repentinamente, sabía que ella había estado jugando ouija en los últimos días y que había invocado a una especie de demonio y que estaba muy asustada.
Tan pronto como escuchaba sus desesperados gritos y me asustaba y cerraba la puerta del departamento, la vecina pasaba corriendo frente a mí como si quisiera llegar a la entrada principal del edificio. Tenía una cara espantosa.
Detrás de ella había una especie de monstruo vaporoso.
Era una combinación de un Jinete del Apocalipsis y de Marilyn Manson.
Me miraba durante un segundo y yo presentía que iba a asesinarme.
Cerré la puerta de mi pesadilla, antes de congelarme.
Desperté hiperventilando.
Mi esposa me dijo que estaba haciendo sonidos horribles como los que hacen los caballos cuando se asustan y están a punto de correr a todo galope.
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