martes, agosto 22, 2006

Tu ausencia ilumina mis sentidos


Esta noche no hay luna llena, y los automóviles ronronean en la calle. 

Todo está a oscuras, pero tu ausencia ilumina mis sentidos. 

Con mis anteojos de búho y mis zapatillas con almohadillas de felino, estoy listo para  hacer casi cualquier cosa. 

Me despojo de la pereza y salgo por la ventana.

Adopto una posición de esfinge -no sé por qué les resulta tan admirable a mis humanos- y vislumbro las siluetas de otros animales fantásticos en los techos de otras casas. 

Algunos de esos animales fantásticos son entes de luz -como yo- y otros simplemente son personajes de la noche que merodean mi hogar. Los llamamos roedores con alas. 
La ciudad es su imperio cuando todo está a oscuras, pero durante el día son unos cobardes. 


Un ente de luz también adopta una pose de esfinge y descansa a unos metros de mí. Su cola se mueve como una culebra embrujada. Está alerta. Le maúllo débilmente, para averiguar si está de mi lado o si es mi enemigo. 

Escucho selectivamente, en busca de una señal. Ignoro el sonido que hacen los pájaros al silbar entre los ruidos de la calle -parece que gorjean sobre el asfalto- y le presto más atención a los murmullos de los insectos que se esconden en las azoteas y a las goteras que empañan los espejos retrovisores de los automóviles.   

Los grillos tienen una junta para decidir si pueden emparentar con las hormigas. 
Los humanos se comportan como seres enajenados por el dinero y la televisión, conduciendo sus automóviles que todavía no terminan de pagar.

Un techo resplandece a lo lejos. Se ve como una enorme herida con sangre humana seca. 

Algunas veces los techos parecen cuerpos de plástico, pero no esta noche. 

El ente de luz se mueve sigilosamente y posa su mirada en mí. 
Me erizo y le bufo. Definitivamente no reconozco si su mirada es amistosa. 
Le cuelga algo del hocico, y me lo ofrece como un símbolo de paz. 

Pero yo pienso:

"¡Lárgate! ¡Sube a otro techo! ¡Hurga en la oscuridad de otra noche!"


No hay comentarios.: